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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Serenidad en La Serena

A nadie extrañe la paciencia de los vecinos de El Llano, que llevan años clamando por un parque en la plaza de La Serena. De Serena procede serenidad, calidad humana que permite responder ante cualquier imprevisto sin dejarse arrebatar por emociones desestabilizadoras. Una persona serena es una persona pacífica y en paz con su entorno, con los demás y consigo misma. Así son los vecinos de esta populosa barriada gijonesa, pacientes como el santo Job, más serenos que los que patrullan las calles nocturnas de esta ciudad del alma.

Alguien sereno es capaz de conservar la calma. Y esa capacidad hay que apuntarla también en el haber de la Alcaldesa, que salió al paso de las críticas aceradas del PP a la pésima gestión de las obras municipales, un departamento que en un Pleno celebrado en marzo de 2016 se comprometió a asumir personalmente. "Estoy cansada de retrasos en las obras; me voy a encargar yo", dijo Moriyón desde el sillón de mando en una de las escasas ocasiones que se la ha visto perder en público la serenidad.

El jueves, la mandataria local reconoció tres quebraderos de cabeza en la ejecución de trabajos a cuenta del Ayuntamiento: Marqués de San Esteban, Puerto de Leitariegos y, por supuesto, La Serena.

Puede que un palmo de la serenidad que les sobra a los habitantes de El Llano y de la que también va sobrada la Alcaldesa haga falta en el Ayuntamiento de la villa, con la que se avecina a cuenta del incumplimiento del techo de gasto al que obliga el Gobierno. Al equipo de gobierno le van a llover palos por los cuatro cardinales. Tal vez debería Moriyón apuntar a sus concejales a un cursillo práctico del Dalai Lama.

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