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Obsolescencia

La fabricación con fecha tácita de caducidad puede tener los días contados

Repita conmigo, si se atreve. Vamos allá: El mundo está obsolescentado, quién lo desobsolescentará; el desobsolescentador que lo desobsolescente, buen desobsolescentador será. Halé, ya está, y ahora, amigo, si me explica qué es eso de obsolescencia... Le con?eso que estoy en la inopia. Mejor sería que siguiese así, pero le cuento. La palabreja viene de obsoleto, ya sabe, lo que se queda fuera de la circulación por mor del agotamiento natural o la aparición en el mercado del mismo producto, pero más bueno, bonito y barato. Mire, pienso que los hombres somos obsolescentes, nuestro código genético lleva escrito el cuándo, dónde y cómo. Descifrarlo, ahí esta la madre del cordero. Y me da que, una vez descifrado, no ganaremos la inmortalidad, saldrá otra pamplina y nos mandarán al huerto, eso sí, con trescientos años y arrugados como higos pasos, pero al huerto.

En ?n, dejemos lo prospectivo para otro momento y hablemos de la otra obsolescencia. De la canalla sin más paliativos. Cuando era un chaval, mis padres se compraron una televisión coincidiendo con la boda de Balduino y Fabiola -muchas se vendieron con el evento-. Pues, le digo, la jubilamos con los Mundiales del 82, y eso porque nos negamos a ver a los futbolistas en blanco y negro: ¡ni una avería! Hoy, amigo, te compras una tele coincidiendo con las Olimpiadas y para las próximas has cambiado de aparato entre dos y tres veces. Y, ojo, nadie te las regala, al contrario, te vacían el bolsillo con una alegría que a ti no te hace maldita la gracia.

Pues bien, este secreto a voces, fabricar con tácita fecha de caducidad, un promedio de cinco años, puede tener los días contados. Los franceses les van a meter mano, al menos lo van a intentar, a los todopoderosos de Apple. Conscientes de que los iPhone antiguos funcionan y que eso no propende a renovar el parque de móviles, los supergenios de Apple desde Cupertino le dan a la microtuerca digital y ya está, todos los cacharros anteriores al iPhone 6 no pasan de 50 por hora, por mucho que les des a la tecla. Solución, para no quedarse obsoleto y en la cuneta, comprar otro más moderno. Propiciar a tenor de las ventas el descacharramiento, eso es la obsolescencia programada.

Hay otra, más bastarda si cabe. Yo la llamaría obsolescencia plani?cada. Se da mucho. Por ejemplo, uno va y llama a una empresa de reparaciones que funciona, eso es lo que dicen. El lavaplatos hizo puf-puf. Viene el técnico, fuchica en sus tripas y ya está. Ya funciona. No cobra, porque para eso estás asociado. Dos días, y un chorrito inunda la cocina. Vuelve el técnico. Saca del aparato una tripa. Está rota y la nueva sale por 450 euros. Eso sí, no cobran la mano de obra, porque ellos funcionan. Aunque, sotto voce, te dice el operario que él puede colocarte una de segunda mano que arreglo él y saldría por 150 euros. La verdad es que funcionan de miedo, llevo dos meses con la pieza de segunda y sólo un charquín de nada. Hasta la próxima paga de la pensión no llamo. Lo dicho: el mundo está?

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