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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Vahos de eucaliptos

Un árbol caído en el "kilometrín" desata las alarmas

Al "kilometrín" le sobran eucaliptos y le faltan árboles de mayor fuste y más rotundo porte. El eucalipto lo trajo a Galicia en el siglo XIX un religioso desde Australia. Nada bueno llega de las alforjas de un fraile, razonaba mi abuelo, ateo confeso por la gracia de Dios, al que le escuché decir que "con un fraile no puede nadie; con dos, ni Dios, y con una comunidad, ni la Santísima Trinidad".

Volviendo al principio del asunto, avisan los expertos que el salitre tan cercano que desprende la mar océana perjudica seriamente la salud de estos ejemplares de crecimiento rápido, y que igual que el pasado lunes la caída de uno de ellos, enorme de talla y circunferencia, destrozó varios coches, entre ellos el del futbolista Carmona, que no pudo hacerle un quiebro, cualquier día puede uno de ellos venírsele encima a los corredores que devoran zapatilla a paso ligero en esa popular pista de atletismo.

Ahora saldrán los defensores de la medicina natural a demonizar cualquier intento de tala y dirán que nanay de la China, que el eucalipto alberga cualidades antiinflamatorias, antimicrobianas y expectorantes. Que digan misa, como el fraile de Australia.

No es cuestión de pecar de alarmista, pero si se trata realmente de árboles enfermos, merece la pena extirparlos de raíz. No se trata de ejemplares valiosos de una especie autóctona, así que no habría razón para no pasarles por el tronco un afeitado a base de motosierra. Que para preparar un ungüento casero de aceite de eucalipto o unos vahos descongestionantes con un puñado de hojas merece más la pena rascarse el bolso en la parafarmacia.

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