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Sol y sombra

El señor Mariposa

En uno de los inquietantes cuentos que orbitan sobre el ángel negro, la aparición súbita y antigua del mal, el desaparecido escritor Antonio Tabucchi cuenta cómo el arrepentido, al que se identifica con el apodo del señor Mariposa, manifiesta que conoce las razones por las que está sirviendo de testigo pero, a la vez, dice ignorar las del individuo que le interroga y cuál es el interés en conocer quién es el ideólogo del crimen. El funcionario le responde con una enigmática pregunta: "¿El aleteo de una mariposa en Nueva York puede provocar un tifón en Pekín?" El pentito se muestra perplejo. Sigue sin entender. O, al menos, eso es lo que intenta simular. Es la teoría de la catástrofe: de los fractales. El arrepentido sería una célula de un organismo que reproduce en una escala reducida la propia raíz de la asociación criminal. Su declaración, si es que sirve para aclarar lo que ocurrió, va a contribuir al efecto mariposa.

El exconsejero madrileño Francisco Granados se ha sumado, al igual que hicieron antes Correa, El Bigotes y Ricardo Costa, a la teoría del caos en el Partido Popular, expresan la imposibilidad de conocer plenamente el hecho delictivo y, sin embargo, tiran de la manta para no quedarse destapados y solos ante el peligro. Lógicamente saben más de lo que cuentan, y si hasta ahora no se han decidido a largar fue porque esperaban que alguien de la organización, el fractal mayor, les echara una mano. Puede ser que la verdad absoluta de lo que sucedió se mantenga en cierta incertidumbre penal. La implicación en la caja B de Granados, principal acusado del "caso Púnica", está clara pero ¿y la del resto? Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, anuncia una querella contra Granados. "Me da igual lo que diga este señor. Es un delincuente", ha dicho del señor Mariposa.

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