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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El himno de los ripios

En una España tan dispar y deslavazada de la que Bismarck dijo que era el país más fuerte del mundo "puesto que los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido", resulta ejercicio marcial sobre un campo plagado de minas componer la letra de un himno que logre aunar todas las sensibilidades y la mayoría de los quereres. Si quien acomete ese crucial empeño es la cantante Marta Sánchez, la falta de comunión se acentúa aún en mayor medida, puesto que tal artista no se distingue por el florilegio de su verbo: el texto en cuestión reúne tal sucesión de ripios y cursiladas que no aspiraría a ganar ni el segundo premio del concurso de poesía del instituto (si es que en los centros de Bachillerato se celebran ahora certámenes de este tipo, como antaño, y no competiciones imberbes como a ver quién idea el tuit más escatológico).

No le veo a Sergio Ramos entonando las estrofas de la Sánchez en la previa de un entorchado internacional, con la vista clavada en el cielo como un marine, y mucho menos a Piqué, que en ese caso sí que abandonaría raudo la selección: echaría a correr y no pararía hasta Portbou. No diría lo mismo de otro nacionalista de billetera como Guardiola, que mientras hubo generosa soldada fue español con España, catalán con el Barça, y ahora en Manchester dice sentirse inglés. El día que lo fiche el Betis se hace costalero del Gran Poder.

Alega Marta Sánchez en su himno "trending topic" que "a Dios le doy las gracias por nacer aquí", como si español se fuera por la gracia de la divinidad. Se equivoca la cantante rojigualda: Dios ha dimitido de ese empeño y ha cedido a Google los derechos de la elección de nacionalidad, que gestiona un algoritmo aleatorio.

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