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Eurodiputada asturiana de Podemos

La banca recompensa a De Guindos con un sueldo de 334.000 euros

Un nuevo caso de las llamadas puertas giratorias

Estamos ante un nuevo caso de las llamadas puertas giratorias. Que nadie se llame a engaño. A De Guindos no se le escoge por ser ningún genio de la economía contemporánea. Únicamente se premia su fidelidad a los intereses de la banca. Una fidelidad, por cierto, muy bien pagada: 334.000 euros más complementos. No está mal para quien desde el poder animaba a la ciudadanía a "abrocharse el cinturón".

El hombre que en 2003 negaba la burbuja inmobiliaria en España, y en 2006 era nombrado director para España de Lehman Brothers, la entidad campeona de las hipotecas basura, se ha movido siempre cómodamente en esa delgada línea que separa lo público de lo privado para las clases altas. Unas veces en un lado, otras en el otro, pero siempre ayudando a ese 1% más rico de la sociedad a serlo cada día un poco más.

La espectacular quiebra de Lehman Brothers no fue un obstáculo para que M. Rajoy le fichase para su gobierno. Como ministro de Economía nos ha impuesto recortes y sacrificios a las clases medias y trabajadoras, contribuyendo deliberadamente al crecimiento del desempleo, la precariedad laboral, la emigración juvenil y las desigualdades sociales. Todo ello mientras él y su gobierno perdonaban sus deudas a los evasores fiscales y daban alegremente por perdido el 75% de un rescate bancario que le ha costado sangre, sudor y lágrimas a la sociedad española.

En lugar de alinearse con Grecia y Portugal para defender un giro en la política económica europea, De Guindos prefirió someter a España a los dictados de Alemania y de la banca europea. Más papista que el Papa, fue uno de los más ardientes defensores del castigo y humillación de Grecia por reclamar un alivio de la deuda. Algo que no sólo habría venido bien al pueblo griego para recuperarse de la crisis, reconstruir su economía y crear empleo, sino también a los españoles y españolas. Hoy ya sabemos que se encontraba al final de la escapada del señor De Guindos: un retiro cómodo y dorado. Su nombramiento como vicepresidente del BCE no es una muestra del peso de España en la UE, sino al contrario, de la renuncia del gobierno de M. Rajoy a que nuestro país juegue un papel destacado en la defensa de una Europa social y en la que se reduzcan las crecientes diferencias entre Norte y Sur del Viejo Continente.

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