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Para cambiar

Ponerse la pila

La necesaria renovación del PP

Cuando hablo de pila me refiero a la batería generadora de energía y si hablo de ponérsela me refiero al Partido Popular. No seré yo el que reste méritos a Rajoy en la aplicación de su política económica para superar la pasada crisis con resultados positivos indiscutibles: reducción de la prima de riesgo de 650 puntos a 80, disminución del paro del 25 al 17%, mejora del déficit público del 9,5 al 3,4, récord de exportaciones, de ingresos por turismo, mejora de la competitividad y otros aspectos de la cosa económica que indudablemente han ido mejorando. Habría que ser muy cerril y tendencioso para no percibirlo; claro que otra cosa es conseguir que esa mejoría llegue a todo el mundo para que los ciudadanos lo noten claramente en su vida real; es decir, pasar de lo macro a lo micro, o, en otras palabras, al ámbito de la economía familiar.

Una vez hecho ese esfuerzo, el PP con su estructura rígida y su estrategia se está rezagando y, en vez de haberse dado cuenta por sí mismo, empieza a notarlo en las encuestas de intención de voto. Se ha convertido en un partido estancado con un jefe de gobierno fatigado y rebasado por los acontecimientos, que no le mete mano a leyes que siguen aparcadas, a reformas perentorias como las pensiones, a la ley electoral (este es el problema clave en Cataluña) con segunda vuelta, la reforma de la Constitución, los Presupuestos Generales, el despoblamiento de España, el pacto nacional de reforma de la educación y el de la energía, el empleo precario y otros asuntos urgentes e importantes.

Pues ya ven ustedes que no acaba de reaccionar, y todo el mundo lo está notando menos el propio partido y su líder, que no quieren afrontar la necesaria y profunda renovación que debe empezar por la sustitución de muchos de sus dirigentes. Un partido que está siendo reiteradamente, desde hace cinco años, golpeado por casos de corrupción tiene que hacer algo más que el consabido "que los jueces hagan su trabajo", y ese algo más es una depuración de los que están imputados en la corrupción, de los que eran responsables del partido en ese momento y de aquellos que todo el mundo sabe que son sospechosos aunque no estén imputados. Mientras no lleven a cabo un ejercicio de reconocimiento de sus yerros y haya caras nuevas y limpias de sospechas, los populares verán declinar su formación cada vez más en la cuesta abajo.

Rajoy ha pasado de ser un líder, con algunas carencias pero líder, a convertirse en un burócrata, rodeado y jaleado siempre por los mismos de su cohorte y que no deja medrar a los que despuntan como posibles sustitutos. Ni él ve las necesidades de cambio en la estrategia y en la forma de gobernar, ni los que están a su alrededor se lo dejan ver. Al igual que vaticiné en estas mismas páginas el descalabro del PP en las elecciones catalanas, creo que van por la misma senda a nivel nacional.

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