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La CUP gobierna

La abstención anunciada ayer por la CUP a una hipotética investidura de Jordi Sànchez pone a Puigdemont en la tesitura de renunciar al acta, para que otro miembro de la lista de Junts per Catalunya (JxC) pueda votar y así reunir, al menos, los 65 "síes" necesarios para empatar con los "noes" que garantizan Cs, el PSC, los "comunes" y el PPC.

Si él y Toni Comín (ERC) no renuncian al escaño, los independentistas perderían la votación no ya para investir a Sànchez (al que, de todas formas, el juez Llarena no iba a dejar salir de prisión), sino incluso para elegir a Jordi Turull, que al disfrutar de libertad provisional sí podría acudir al Pleno.

¿Por qué? Es sencillo: si la sustitución de Puigdemont por Sànchez les parece a los anticapitalistas "una sumisión total a la legalidad española", ¿qué les parecería la permuta de Sànchez por Turull? Hasta votarían en contra.

El rechazo de la CUP a Mas hizo president a Puigdemont; ahora el rechazo de la CUP a Sànchez (es decir, a Puigdemont bis) cercena los planes del libertador. La cuestión es: si renuncia al acta de diputado, ¿en calidad de qué va a presidir un consejo de la república en el denominado "espacio libre de Bruselas". ¿Va a pasar de director a botones del hotel republicano de Waterloo?

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