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Sol y sombra

El morbo entretiene

Banalidad y horror en el caso del niño asesinado en Almería

Como el morbo entretiene una barbaridad, el entretenimiento y la información se han mezclado de manera vomitiva en el "caso Gabriel". La madre del niño asesinado de Almería ha querido espantar las moscas con entereza y cierta emotividad moral pero es misión imposible. Las cloacas sociales son un festín despidiendo efluvios de odio, de xenofobia y, sobre todo, de estupidez.

La asesina confesa golpeó a la criatura de ocho años con un hacha y luego lo estranguló, supuestamente por celos. O, lo que es lo mismo, para apartarlo de la vida que compartía con su padre. El móvil del crimen es espantoso, la obsesión por deshacerse del cadáver oculto en una acequia durante casi dos semanas cuando las sospechas empezaban a recaer sobre ella certifica el horror. El pasado de la autora del crimen no hace más que enturbiar su personalidad con más carroña.

¿Se justifica el espectáculo organizado por los medios sensacionalistas alrededor del caso del pobre niño asesinado? No digo que no haya que entrar en los detalles para obtener respuestas informativas, so lo detalles resultan cruciales para la historia. La insistencia de la principal sospechosa en ofrecer un rescate deja tras de sí la estela de un posible secuestro frustrado que carece de interés desde que se sabe que el niño fue asesinado en el primer momento. Prueba, eso sí, la desesperación y la banalidad del mal, sólo equiparable en cuanto a voltaje a la ira popular desatada.

La escenificación del linchamiento carece de sentido en una sociedad democrática, no así la justicia encargada de demostrar que no puede existir clemencia para los crímenes así. La justicia es exigible.

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