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Sol y sombra

Sentido de la inoportunidad

El debate sobre la prisión permanente y sus efectos bochornosos

Cuando se cita estos días en algunos medios de comunicación a "los padres" de la prisión permanente revisable parece como si ellos la hubieran inventado. Pero no, simplemente creen, como muchos otros ciudadanos, que se trata de una medida justa para que los autores de los crímenes que no tiene perdón reciban el castigo que les corresponde. La justicia, aunque no nos atrevamos a admitirlo, lleva aparejada en ocasiones como esta su revancha.

La prisión permanente es como tantas otras cosas materia opinable. Hay quienes creen que se convierte en un instrumento eficaz y disuasorio contra el delito, partiendo del principio que hay asesinos condenados por crímenes horribles dispuestos a reincidir para los que no existe posibilidad de reinserción. Otros mantienen, sin embargo, que el peor de los criminales tiene derecho a ella aunque suponga un riesgo para la sociedad.

Pero ponerse a discutir de estas cosas en medio de la conmoción que ha supuesto el asesinato del niño de Almería y la noche que se ha echado encima de la opinión pública, es un auténtico disparate. La iniciativa del PNV para derogar, entre el marasmo, esta medida legal no hace más que enturbiar la razón. Debatir sobre ella como se está debatiendo con la mirada puesta, unos y otros, en las elecciones supone un bochorno insoportable, que sólo se puede comparar con la puesta en escena mediática e institucional que ha rodeado al "caso Gabriel"

La política es, por lo general, oportunista pero no siempre oportuna. Este es un caso flagrante de inoportunidad bochornosa que enciende todavía más la agitación social que vivimos. Sin necesidad.

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