La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Graciano García en su taller poético

Sobre el poema "Una tierra, una patria, un alma", convertido en guión para un vídeo de Asturias

En el poema "Una tierra, una patria, un alma", (Oviedo, 2015), convertido ahora en guión para un vídeo con vistosas imágenes asturianas, Graciano García García hace una reflexión en clave de resumen biográfico con el jergón blando y suave de la campiña asturiana, el arrullo noble de la familia siempre presente en su vida, por algo es García por partida doble, como una reafirmación de los progenitores; la neblina oscura de su patria chica moredana y allerina, y todo con la línea editorial de su sensibilidad creativa, intención docente, deseo de trascender como pensador de vitalidades y también como inventor de empresas culturales que han traspasado fronteras.

Desde el título ya se adivina la directriz del asunto: una tierra, como soporte geográfico y sólido de planteamientos palpitantes; una patria, el conjunto de personas que han proclamado a la vez una conducta social con ambición de futuro largo; un alma, el barniz emocional que todo lo puede cuando el tiempo ha pasado, se nota la ausencia de muchas personas de quien tanto aprendimos y cuando ya la memoria es un sembrado de muertes dolorosas que se aferra a nuestro recuerdo cada noche.

Graciano, "Chano", para los íntimos, director emérito, vitalicio de la Fundación Princesa de Asturias, ha hecho en este poemario la loa asturiana, la reseña cervantina, la defensa de principios universales del comportamiento ejemplar duro de conseguir, la cita bíblica, el análisis de los esfuerzos individuales (en realidad, nacemos solos y solos moriremos aunque nos rodeen los allegados); la puntualización sobre el periodismo como "la más hermosa, herida, digna y pobre de las profesiones", ha inventado territorios informativos como "Asturias Semanal" o "Asturias Diario Regional" (por los que yo he caminado en ocasiones como un furtivo paseante sin carné). Ha mencionado la dolorosa contienda civil extrayendo de ella, tal vez, lo único positivo: la catapulta posterior para un despertar emocionado, económico y activo para España. Y ha transitado con un lenguaje, apropiado a la intención creativa, por muchos ámbitos que le han servido como pilares múltiples para fabricar esa enorme edificación con dimensión universal en lo poético y en lo trascendente, por la que han pasado los pensamientos, artes, ideas, actitudes y esfuerzos de muchos personajes de docenas de países durante los últimos treinta y ocho años de los llamados, aquí, en casa, Los Premios.

Todo ello enmarcado en la geografía en la que vivimos, de la que brota su inspiración reflexiva, volcando una buena parte de magia en su poema como resumen de su post madurez a sus 75 otoños (el libro salió en 2015) y, ya lo sabemos, los magos nos embelesan y nos admiran a pesar de que todo es habilidad y sospecha. Como diría el gran Campoamor, "? todo es según el color / del cristal con que se mira". Y Graciano García vierte en este poema?testamento intelectual provisional esa magia del embeleso, sabiendo todos que estamos aquí de paso, él mismo lo dice: "un suspiro en la eternidad", "cuando del fuego sólo quede la ceniza". Pero que mientras tanto hay que procurar hacer embrujo todos los días. En mi libro "Hemeroteca de semblantes" (Gijón, 2014), relación de artículos sobre personajes asturianos publicados en LA NUEVA ESPAÑA, definí a Graciano como: "emprendedor, eficaz y exitoso". Hoy habría que definirlo también como flexible en su adaptación a las nuevas formas comunicativas a través de las redes sociales de Internet, donde lidera compromisos, divulga experiencias, plantea polémicas y muestra sus poemas con un goteo de estudiado suspense.

Graciano García termina su poema con la aspiración a que estas palabras que ha encadenado en "Una tierra, una patria, un alma" se repitan "en la raíz de la libertad, que son las escuelas", y sin negar su aspiración trascendente de esta especie de guía poética para el rumbo personal, se atreve a profetizar, con alguna duda, de ahí su verbo condicional: "la ceniza sería otra vez llama". Al tiempo.

Compartir el artículo

stats