La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

El amigo alemán

Corriente de simpatía en la ultraderecha hacia Puigdemont

La gran acogida que está teniendo el procés por parte de la ultraderecha europea tuvo ayer su momento estelar con la visita a Puigdemont del eurodiputado Bernd Lucke, cofundador de Alternativa para Alemania (AfD), que además de proponer una disolución ordenada de la zona euro se ha venido caracterizando por las declaraciones racistas y xenófobas de sus principales líderes. Lucke fue el primer político en solicitar un encuentro con el expresidente de la Generalitat en la prisión de Neumünster, y durante él se consumió más de la mitad del tiempo, dos horas, que el centro penitenciario estipula para visitas carcelarias en todo un mes.

El eurodiputado de ultraderecha dijo que Puigdemont le había prometido no huir a otro país en el caso de obtener la libertad mientras dura el trámite de la extradición. El problema es que el jefe de la banda del procés está en chirona precisamente por el riesgo de fuga que existe y su decidida propensión a fugarse. Comprobarlo sólo requiere examinar la hoja de ruta desde el día en que desapareció sin haber proclamado la república nonata que aún defienden sus seguidores y muchos independentistas.

Puigdemont no debería ser fiable siquiera para los suyos, que dejó colgados de la brocha después de haberse llevado la escalera. El cuelgue transita ahora por las vías del desconcierto en manos de unos comités de defensa que alienta el propio presidente del Parlament. Lucke, el amigo alemán de la ultraderecha, se asombra de que un líder político sea tratado como un delincuente y pide que el delincuente obtenga el trato de un político. Hay una forma de verlo así, como prueba la triste historia no tan lejana de Alemania.

Compartir el artículo

stats