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Archivera-bibliotecaria de la Junta General del Principado

El final del guerrero Marte

La inauguración de la primavera

Preparábanse en marzo los romanos para la guerra; abrillantaban las legiones sus armas, ponían a punto sus caballos, prestos para emprender viajes destinados a nuevas conquistas cada vez más lejanas o a pacificar territorios levantiscos. Por eso el mes que estrenaba el año de actividad llevaba el nombre del guerrero dios Marte. Era el mes del equinoccio, aquel en el que la luz vencía a la sombra, en el que las nieves y los fríos, inestables e inesperados, duraban menos porque ya el sol imponía cada día un poco más su calor y su dominio. Equinoccio (igual noche que día) y primavera (primarius y veranum tempus: el principio del verano). Vencíase el letargo de las largas noches del invierno. Ahora, aunque menos sujetos a la dictadura solar, seguimos rindiéndonos al mes, cambiando la hora, saliendo de la rígida cuaresma, despojándonos de ropa por momentos.

Como en honor a Marte, al que también se dedica un astro de nuestro sistema y un día de la semana, marzo se presenta propicio a emprendimientos, rebeliones y reivindicaciones, a renacer de actividades. Tras las segundas "equirrias", fiestas en su honor en la imperial Roma, finalizadas el 14 de marzo, Julio César pagó el precio de una rebelión contra su dictadura. Mediado el mes, en los idus del año 42 a.C., una conspiración acabó con su vida, imprudente al no hacer caso a un vidente que le había advertido. En el Campo de Marte romano se celebraban las fiestas previas a las campañas. Pero el dios belicoso fue además el protector de la agricultura, floreciente en la paz.

Más próximo en tiempo el relato histórico, entre nosotros, también el mes que inaugura la primavera era de febril actividad, amortiguada en los meses invernales. Del centenar de juntas generales celebradas por la extinta Junta General, predecesora en nombre de nuestro parlamento regional, allá en el siglo XVII, una docena de convocatorias fueron realizadas en marzo, aunque los caminos estaban impracticables todavía y muchos puentes destruidos por el tiempo invernal y el cambiante y frío clima del siglo desaconsejaba reclamar la presencia de representantes concejiles sin residencia en la capital. Cual si de un llamado guerrero se tratara acudían los procuradores a la sala Capitular de la Catedral para resolver asuntos de necesidad, en muchas ocasiones relacionados con la guerra. Pueden leerse las actas donde se dice que se ha de tratar lo "tocante al encaveçamiento de las dichas alcabalas (impuestos), su fecha de veinte de março deste presente año (1626)" para atender los gastos del conflicto con Francia. Otra reunión para que "en março del año que biene puedan estar en la raya deste Reyno las demás infanterías". Tal se programaba en 1644, en pleno conflicto de "las guerras de Cataluña". Andaba también la cancillería real empeñada en espolear las campañas primaverales, apenas estrenado el mes que daba inicio a la estación: "el terçio a de estar en el exército al tiempo que tengo resuelto salga en campaña que a de ser un día de março" se ordenaba en un documento de 1663. Todavía a finales de siglo, 1690, se reclamaban "los tresçientos hombres que an de salir en la primavera para Cataluña, tan gravosa y costosa en este Prinçipado, por cuyas causas se allan sus pobres veçinos en postura de que queden despoblados los lugares".

Abundaban las quejas del vecindario porque detraer brazos útiles perjudicaba los cultivos. Ya no era Asturias tierra de militares sino de campesinos pobres. El cuidado de los huertos podían quedar al tanto de mujeres, ancianos y niños, pero el trabajo de preparación de los campos para escanda, centeno y el "salvador" maíz requería un esfuerzo adicional. Y a ello se sumaba el ganado, el acondicionamiento de las "brañas equinocciales". No era, pues, fácil reclutar soldados. Con presión se lograba sacar algún compromiso a los pueblos. "Doy fe que en tres de março deste año de seiscientos y noventa y tres se me entregó el testimonio del concejo de Salas prestando el consentimiento de la concesión de los cinquenta hombres" apuntaba el escribano.

Naturalmente las guerras en las que andaba metida la monarquía imponían severos sacrificios que se repartían cuando fuera menester a lo largo del año y no solo en marzo, pero las campañas continuadas tenían en este periodo un punto álgido según los textos.

Cerremos el recuento de marzo con un final del hoy. "En marzo la veleta ni dos horas está quieta", reza uno de los múltiples refranes que da cuenta de un mes convulso y no solo en lo climatológico. Prueba abundante hemos tenido en este. "Frío como enero, cambiante como febrero". Volvieron las nieves y todavía sin despedirse el borrascoso "Hugo", flaquea la Semana Santa, tan propicia a viajes, con nueva inestabilidad en lo que al tiempo meteorológico se refiere. Y fue además prolijo en acontecimientos trágicos que nos dejaron compungido el ánimo, azuzado con un excesivo reclamo de noticias constantes.

Como para resarcirnos un poco de males le hemos puesto fiestas, reivindicaciones y días especiales al mes del equinoccio primaveral. Apenas estrenado un masivo Día Internacional de la mujer (8) significó un extra triunfal en la larga historia feminista. El tradicional, entre nosotros, día del Padre (19) nos aproximó al amor paternal; el Día internacional de la felicidad (20), desapercibido entre desgracias puso el énfasis en un deseo, completado con el literario Día mundial de la poesía (21). El Día Mundial del agua (22) supuso de nuevo un reclamo en el cuidado del planeta. El Día de la dignidad de las víctimas (24) fue, como siempre, una llamada a la justicia y el Día mundial del teatro (27) proclamó la necesidad de mantener la rebeldía en escena. Cada día se celebra un día? cada día es el compendio de todos los días.

Que el fin de marzo abra la puerta de un abril en el que "la flor empiece a lucir".

[Fuentes: Actas de la Junta General del Principado de Asturias, T. I-X, 2015 (ed. digital); Pierre Grimal. "La formación del imperio romano", Ed. Siglo XXI, 1973]

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