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¿Cui prodest? (¿a quién beneficia?)

El bilingüismo en las calles de Oviedo y en Asturias

Acabo de leer con paciencia, curiosidad y espanto la propuesta de los internacionalistas del Consistorio ovetense, reconvertidos, qué paradoja, en nacionalistas locales, para rotular las calles de la ciudad en un asturiano amestado, cuando no inventado. Un emplasto que no habla nadie y parece que va a quedar reducido a los impresos oficiales, a los doblajes de películas, tal vez para traductores, diccionario en mano; discursos leídos por algunos políticos afines, porque no sabrían hablar de corrido lo que quieren decir; para los colegios públicos, los privados harán lo que quieran, si no los obligaran por "imperativo legal", y algunas otras ocurrencias que sobrevengan a las preclaras cabezas de los impulsores.

La imposición de este llamado asturiano llevaba el cuño de las decisiones dictatoriales, sin intervención de los ciudadanos, sin opción al desacuerdo, pero los propios gestores debieron de sentir un soplo de vergüenza y retrocedieron, tal me pareció que con la boca pequeña, de tan desdichada decisión. Aunque tal vez para ellos el gesto, la concesión, no sea otra cosa que un acto populista para, finalmente, ejercer la prestidigitación de los trileros. Porque las intenciones de incrustarnos el invento hace tiempo que constituyen un empeño esencial para la minoría que lo impulsa, aunque muy pocos se someterán porque nunca vieron beneficio alguno en esa reconversión, en la expresión artificial de una supuesta lengua inventada. En Somiedo, en Llanes, en Oviedo, en Mieres, en Langreo, en Villaviciosa, en Valdés, en Aller, en Pravia, en Cangas del Narcea, en Tineo, en Peñamellera, en Ribadesella, en Gijón o en cualquier pueblo de Asturias, los nativos seguirán hablando lo que hablan y llevan hablando toda su vida, porque cada valle tiene su bable y están tan arraigados, que a muy pocos les merecerá la pena dedicar un solo instante al estudio del nuevo catón, cuando ya tienen suficientes vehículos para comunicarse.

Si esto parece ser así y no va a suponer beneficio alguno para los abogados, médicos, empresarios, ingenieros, periodistas, comerciantes, restauradores, sidreros, notarios, banqueros, mineros, tenderos, carpinteros, albañiles? ¿por qué? ¿A quién beneficiará? Está claro: a quienes piensan que les dará votos; a quienes creen demostrar que mandan; a los que manejan el nuevo diccionario, porque piensan que pueden ser beneficiarios de la confección de impresos, del doblaje de filmes o de series televisivas; de la traducción simultánea y de los premios literarios convocados en la llingua llariega, etc., etc. , y a quienes esperan sentir la satisfacción de que repintar rótulos de calles, pueblos y ciudades, señales de tráfico, paredes, etc., les mereció la pena para imponer a los asturianos su ideario.

Todo ese andamiaje, además, va a costar dinero, no sé cuánto. Pero sea el que sea, no parece la mejor inversión para una región en retroceso, una empresa en pérdidas y con un horizonte muy poco claro. No es un gasto necesario ni una demanda acuciante ni discutida, porque de lo contrario, si nos fuera el futuro en ello, lo que se impondría, para zanjar definitivamente el caso, debiera de ser la consulta al pueblo, del que tanto se les llena la boca a los políticos, con argumentos y no a la trágala, que sería la forma de descubrir la aceptación o rechazo de tan novedosas rotulaciones y otras modalidades. ¿Aceptarían ellos esta fórmula tan democrática y decisiva? Y reitero: que alguien diga en qué beneficiará a los asturianos ese proyecto que nos quieren espetar, no ya con calzador sino con imposición, vocerío y estilo retador.

En el año 1987, el catedrático, lingüista, académico y crítico literario Gregorio Salvador, gran amigo de Emilio Alarcos, publicó en Ariel "Lengua española y lenguas de España", y dedicó a Asturias una página de las 157 que componen el libro. Dice en el párrafo tal vez más aclaratorio de los dos que nos dedica: ?. "como en Asturias, donde con el patrocinio de la Consejería de Cultura se ha creado una Academia de Llingua Asturiana, que intenta convertir en un bable único, artificial y normalizado, la rica y múltiple variedad de bables locales y concejiles y que ha publicado unos Estudios y Trabayos del Seminariu de Llingua Asturiana, procedentes, según se explica en un prospecto que los anunciaba en 1978, de las reuniones que el tal Seminariu celebró "a lo llargo'l mes d'abril? na Facultá Lletres de la Universidá d'Uvieu? Nél, a más de les leciones prátiques y teóriques, diéronse una riestra de conferencies y celebró-se un recital cola participación de los meyores poetes que güei escriben en llingua asturiana". Bien es verdad, continúa Salvador, "que el proyecto era bilingüe, en bable y castellano, para que el no experto en tales académicas sayaguesizaciones pudiera saber sin tropiezos que una "riestra de conferencies" es una serie de conferencias ofrecidas como si de ajos o pimientos se tratase".

En ocasiones, que no fueron pocas, los discrepantes -sin discrepancia se impone la dictadura- sufrieron vejaciones y acoso, como recuerda el autor que le ocurrió a Jesús Neira, profesor de dialectología de la Universidad "que ha estudiado los bables asturianos y diversos fenómenos lingüísticos que en ellos se producen, tal vez con más extensión y continuidad que nadie, hablante además por nacimiento de unos de los bables más curiosos, el de Pola de Lena, arremetió sin pelos en la lengua contra tales ridículas patochadas, como puede verse en su libro "Bables y Castellano en Asturias", y lo único que cabe, tristemente, añadir es que eso le ha costado desde entonces no pocos disgustos y declaradas animadversiones. Y esto es lo malo de tales despropósitos y fantasmagorías lingüísticas, que parecen cosa de risa, pero que tienen en el fondo algo de siniestro".

Lo que entiende poca gente es que los partidos políticos que nos acosan y apoyan este brebaje, y, además dicen que nos representan, sean cómplices porque conocen sobradamente cuáles son las prioridades, las urgencias de la ciudad y de la región. Y si no lo saben, llegará el momento en que los asturianos se lo aclararán. Las protestas burlonas del vecindario ya comenzaron?

Poco a poco, como la gota que perfora la piedra y para apoyar el proyecto, vendrá aquello de que "Asturias ye nación" y, en nada, filiales de Cataluña.

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