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Traumatólogo. Doctor en Historia de la Medicina. Miembro de la Asociación de Médicos Escritores y Artistas

Aquí estamos los médicos jubilados

La carencia de traumatólogos en la sanidad asturiana

Decía don Santiago Ramón y Cajal que "O se tienen muchas ideas y pocos amigos o muchos amigos y pocas ideas" Ignoro si el sabio se refería a los políticos.

En el mes de junio de 2017 me fue realizada una entrevista, a la cual remito al consejero de Sanidad del Principado, don Francisco del Busto y Prado, en el diario LA NUEVA ESPAÑA, en la que ya me hacía eco de la alarma lanzada al viento sobre la falta de médicos en Asturias, reflexión que posteriormente amplié en un artículo en este periódico, mes y medio después, motivado por la extraviada pretensión del Excmo. Sr. Consejero de dar una solución "salomónica" a la carencia de galenos en la periferia asturiana "esparciendo" tres o cuatro médicos, coligo que interinos, por el alfoz necesitado de recurso sanitario, tal como los antiguos señores feudales, en fechas de sus nupcias, desde el balcón de palacio lanzaban monedas y mendrugos de pan a los enardecidos súbditos, y que no sirva de precedente.

Desde entonces hasta hoy hemos sido testigos de una manifestación de los habitantes de Ribadedeva, con su alcalde, D. Jesús Bordás, a la cabeza por su adefagia de pediatra, contrariedad "resuelta" por Del Busto de la misma forma a que me refería en el párrafo anterior; una manifestación de médicos de urgencias en las puertas del hospital Grande Covián; quejas del SIMPA ante la perspectiva de una OPA que sospechan "encarcelada"; quejas por la imposibilidad de atraer médicos de fuera de la Comunidad por el nulo atractivo profesional y laboral en Asturias y que debe ser el único inexistente atractivo de esta bendita tierra; preocupación por la fuga de los MIR formados en hospitales asturianos a otras comunidades con ofertas más ventajosas; por la nebulosa convocatoria de una opa convocada por el BOPA; con un concurso de traslado -no sé a quién piensan trasladar-, previsto por el SESPA para el pasado abril; con una manifestación el 21 del mes pasado por los médicos que se consideran maltratados en forma y fondo; en fin seguro que me dejo elocuentes y lacerantes ceremonias públicas.

De igual manera si mi admirado ilustre Ramón y Cajal insistía: "Las perezosas células cerebrales solo encienden su luz -inspiración- bajo el látigo de las emociones penosas", es que existe al menos una esperanza en el horizonte de las ideas luminosas. Aunque hay veces que ni aún así.

Desde entonces, decía yo, el doctor Del Busto, aunque no lo crean, consejero de Sanidad del Principado de Asturias, ha caído, o le han caído, en la cuenta de que la sanidad asturiana está colapsando atrozmente en razón a la triste inopia de traumatólogos disponibles en los centros que el consiliario "consilia".

Él también se ha sometido a una entrevista de LA NUEVA ESPAÑA, a la que asistió bien pertrechado de números, cifras, estadísticas, cantidades, monogramas y guarismos, que no hacían sino atestiguar la alarma, y en la que el político, perteneciente a una ideología (si me equivoco corríjanme), ipse dixit, dedicada a la protección del obrero pueblo, tras afirmar su espanto, culpa de la debacle a la demanda de asistencia, es decir que la culpa es de los pacientes que no tienen la consideración suficiente para procurar enfermar y romperse poco y en orden.

Por otro lado, tras reconocer que no tiene efectivos profesionales -salvo un banquillo de 37 interinos-, va y dice: "Estamos trabajando para implantar medidas extraordinarias". Analicemos la frase: "Estamos" primera persona del plural del presente de indicativo del verbo estar, es decir que significa más de uno, al menos dos; "trabajando" que digo yo que está muy bien eso de trabajar pues ya el papa León XIII afirmaba: "Del trabajo del obrero nace la grandeza de las naciones"; "Implantar" verbo de corte categórico, preceptivo y prevaleciente, entre cuyos sinónimos encontramos en el diccionario de Corripio la acepción: enchufar; y finalmente "Medidas extraordinarias", este final de frase es el más importante porque si no hay traumatólogos de donde echar mano, y no me cabe duda que todavía menos ducados, esas medidas habrán de ser muy, pero muy extraordinarias.

En definitiva que, con todo el respeto que me merece la persona del consejero de Sanidad y el cargo que ocupa, en Asturias la sanidad en general, y la traumatología en particular, tiempo ha que inició la caída por el barranco de la aniquilación sin que se pueda ver en los gestores del Principado iluminación alguna que pueda evitar la debacle; se deja, se deja, se piensa que ya vendrá quien lo arregle y? recurriendo nuevamente a Cajal. "Las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas".

Insisto: en el mes de junio de 2017, a raíz de una entrevista de la que fui objeto en el diario LA NUEVA ESPAÑA, ofrecí una idea que, si en un principio puede parecer disparatada, podría resolver, hasta que se tomen medidas definitivas -condición sine qua non-, la situación y consiste en hacer uso de los médicos jubilados que se ofrezcan, y no me cabe duda que no serían pocos, para cubrir a los facultativos activos como soporte, refuerzo y colaboración que permita liberar manos activas a tareas de mayor responsabilidad. Yo soy traumatólogo y vivo en el concejo de Ribadesella y me ofrezco a ayudar tanto en consultas como en quirófano en el hospital de Arriondas, por ejemplo, sin percibir más que la pensión que ya cobro, así como a contribuir en el diseño y ejecución de este proyecto. A mí solo me mueve el interés por los pacientes. Si en la Consejería de Sanidad alguien tiene una mejor idea que la ponga en práctica ¡ya! Pero no den largas hasta las próximas elecciones para dejar la patata caliente al que venga detrás porque ello sería injusto e inhumano.

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