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Lo que hay que oír

Francisco García Pérez

El español, lengua en desuso

Los exclamativos y los expletivos de los telefilmes de sobremesa sabatina

Estoy atento a ver cuánto tarda en generalizarse una nueva costumbre en el modo de hablar el castellano, producto esta vez de las muy populares películas de sobremesa sabatina yanquis o alemanas, dobladas a un supuesto idioma español. He podido constatar que mucha más gente de la que lo confiesa ve esos banales telefilmes de misterio o amor romántico, llenos de maridos traicioneros y vecinos escamantes, malísimas niñeras, vacaciones en costas bravas o azules o soleadas, y subyugantes encuentros a la luz de la luna griega o toscana. De modo que solo hay que aguardar un poco para ver cómo su disparatado modo de dialogar y entonar se mete en las lenguas del pueblo llano o escarpado, siempre ansioso de imitar cualquier papanatismo que se tercie vía televisión. Le ha tocado la china ahora a los exclamativos y a los expletivos (palabras de relleno que ningún significado aportan a la conversación). En tales films los personajes no paran de meterlos en cada línea, pero son muy distintos a los "¡Oh!" o "¡Ah!" a los que acostumbrábamos. Son ruidos muy curiosos, nuevos aquí, dubitativos, calcados del balbuceo inglés hablado en USA, dichos como si quienes los perpetran sufriesen de severos problemas gramaticales para construir una oración inteligible. No hablo de "¡Perdone?" o "¿Perdona!" (pronúnciese esta mala traducción del "I?beg?your?pardon" espaciando mucho las sílabas y alargando mucho las vocales) que la cursilería ambiental ya usa como sustituto de los clásicos "¿Cómo dice?" o "¿Qué dices?" con los que nos veníamos arreglando divinamente en castellano. De lo que hablo es de ese "Aaammm" omnipresente en cada página del guion de esas cintas. Hablo de "Eeemmm" y "Eeeppp" y "Eeee". Hablo del "¡Ou!" y del "Aaah". Pongo ejemplo: se oye a la chica que llega a un hotel: "Aaammm tengo hecha eeee una reserva. Soy eeemmm la señorita eeeppp Morgan. Aaammm reservé hace una semana". A lo que el recepcionista responde: "¡Ou! Aaammm en efecto, aaah". Más ejemplo, cuando al asesino se le alborota la gomina y avanza babeando hacia su víctima suele decir: "Aaammm voy a matarte, querida, no te eeemmm resistas". Menos mal que aparece al punto el mocín bueno (y generalmente enamorado de la sufriente) para solucionar la cosa: "¡Aaammm suelta el arma!". Por ejemplo final, el bróker morenazo acepta así la copa que le ofrece su anfitrión: "Ou, aaah, aaammm, gracias, eeee". Deben de ser muchos nuestros pecados para que los dioses nos castiguen ahora así.

Unámosle la nueva entonación que se gastan reporteros y presentadores varios televisivos y que tanta admiración me causa. Yo había estudiado en la escuela que cuando se trataba de remarcar una palabra al hablar era precisamente para darle importancia, para llamar la atención sobre su relevancia. Ejemplifico: al informar de que se ha producido un accidente automovilístico en la autopista A-6 con el resultado de tres fallecidos, las expresiones claves serían "accidente automovilístico", "autopista A-6" y "tres fallecidos". Pues ahora resulta que no, que no son esas las que se subrayan. Es más: hay que aguzar el oído para escucharlas, porque las que se perciben son las demás y las decisivas se desvanecen en un susurro de lengua de trapo. Así suena la cosa en los telediarios: "Se há (con mucha fuerza en la "a") pró?ducido (pausa) unacidents en lá (de nuevo fuerza de voz en la "a") autoista ases con (pausa) el?re?súl?ta? do (pronúnciese cada sílaba, como si fuesen los mandatos divinos del Sinaí) dé (pausa eterna) tresuertos". Y en los magazines vespertinos: "Lá (pausa) acetuna an?da?lu?za há (fuerza, fuerza sobre esa "a") aumén?tado estaño susportación á (no lo repito) Eropa". ¿Por qué las cosas se han vuelto así? Misterios sin resolver, cuarto milenio. Ahora, junten ustedes estas tan singulares modas y, dentro de nada, oiremos: "Aaammm para?él?fin?de seana eeemmm sé (pausa) prevén (pausa) fuertes uvias y (pausaza) eeeppp chuascos; eeee, saquen lós araguas, ou". Sí, deben de ser muchos nuestros pecados.

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