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Miembro de la Asociación Astur-Leonesa de los Amigos del Camino de Santiago

Ecos del Camino de Santiago en "Don Quijote de la Mancha"

Dos hitos culturales españoles

La obra de Miguel de Cervantes "Don Quijote de la Mancha", así como el Camino de Santiago, son dos grandes hitos españoles mundialmente conocidos y siempre actuales. La fama del milenario Camino penetró en esa monumental obra literaria y su autor hace que sus personajes se vean involucrados en diversas situaciones relacionadas con el Camino de Santiago del siglo XVI.

Resulta interesante la opinión sobre los peregrinos de entonces. En la segunda parte, capítulo LIV, Don Quijote y Sancho Panza encuentran un grupo de ellos del que forma parte un antiguo vecino de Sancho, un morisco ataviado con el hábito de peregrino que regresa del destierro a España para recoger sus pertenencias escondidas en su antigua casa. También se mencionan los falsos "peregrinos" que todos los años acuden al Camino. De cada aldea salen bien alimentados y además, con sustanciosas limosnas. Lo que ganan en la "temporada primavera-otoño", lo cambian por oro y para esconderlo lo cosen a la capa o lo introducen en el bordón ahuecado. De este modo lo llevan al extranjero, burlando los controles aduaneros en las fronteras.

Don Quijote y Sancho llegan a encontrar también a peregrinos legítimos (segunda parte, capítulo LX). Éstos son atacados por bandidos, lo que ocurría con relativa frecuencia. Asombrosamente, el jefe de los bandidos no ordena robarles e incluso les ofrece parte del dinero robado a otros. Parece que el peregrino siempre era objeto de simpatía, ayuda y comprensión, por lo menos entre los "buenos" bandidos.

También se encuentran referencias a las órdenes monacales (Caballeros de Santiago, Alcántara, Calatrava, Malta, Caballeros Templarios y Santa Hermandad), cuya misión era proteger y ayudar a los peregrinos indefensos. Asimismo, Don Quijote comenta la famosa e histórica hazaña del hidalgo Don Suero de Quiñones en el puente de Hospital de Órbigo (León). En el Año Santo Jacobeo de 1434, durante el reinado de Juan II Trastámara, rey de Castilla y León, este romántico caballero leonés quiso demostrar su amor a la bella dama, Doña Leonor de Tovar y también librarse del yugo de ese amor. Para cumplirlo, con permiso del rey, Don Suero organizó un torneo que duró desde el 10 de julio hasta el 9 de agosto en un lugar imposible de evitar en el Camino, que llamó "Passo Honroso". Lo bloqueó desafiando a todos los nobles caballeros peregrinos hasta ganar las prometidas trescientas lanzas, que luego ofreció al Apóstol. La hazaña está descrita sobre una columna de piedra al lado del puente del río Órbigo. Para Don Quijote esos fueron ejemplos de realización de los ideales de la caballería: defensa del honor, protección de los débiles e indefensos y veneración de una dama idealizada (1ª parte, capítulo XLXIX). Al referirse a ellos, intenta justificar y defender sus ideales. Sin embargo, para el lector de inicios del siglo XVII, los caballeros andantes eran ya parte del pasado, y esas situaciones resultaban jocosas y hasta ridículas.

En el capítulo LVIII de la segunda parte, Don Quijote llega a explicar a su fiel escudero Sancho, la importancia del apóstol Santiago Mayor para España: ser su patrono y el apoyo de las tropas cristianas en la Reconquista y en la liberación del país. Sancho lo percibe como ideas fantasiosas de su amo. Por entonces ya habían transcurrido más de 100 años desde la conquista de Granada, último bastión de la Reconquista, y la situación política había cambiado mucho.

El Camino de Santiago tiene su historia, sus costumbres y situaciones que varían con los tiempos pero reflejan fielmente las convulsiones de la historia y la evolución de la fe. Los nuevos peregrinos siguen los pasos milenarios y el Camino sigue inspirando nuevas obras literarias.

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