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Ni Whatsapp ni email

Nostalgia de las cartas de papel

Hagan una prueba y pregunten a los más pequeños de la casa qué es una carta. Como mucho alcanzarán a decirles que es el listado que cada Navidad envían a los Reyes Magos para que les atiborren de regalos.

Las cartas tienen algo mágico. Las niñas de mi generación las intercambiábamos de colores y olores a la hora del recreo. Una iba a la papelería a buscar la más bonita, la más perfumada y la más original para buscar al día siguiente un ejemplar digno del trueque. Eso sí, esos "sobre-carta" (así se llamaban porque constaba de folio y sobre) no se usaban jamás. Se guardaban en colección como el más preciado tesoro.

A medida que una crecía, esos juegos de patio de colegio daban paso a cartas entre amigas y enamorados en horas de clase hasta que el profesor las interceptaba o a la correspondencia durante los meses de verano y en los que la distancia separaba amistades.

Una carta es algo especial porque en la letra va el alma de cada uno, su estado de ánimo, requiere un esfuerzo y una voluntad que jamás podrá trasmitir un correo electrónico y no digamos un WhatsApp. El emisor se expone en ella, abre el corazón.

"Cartas en el tiempo", que cada martes emite La 2, es una pequeña joya que la televisión pública nos regala semanalmente y que mucho me temo pasa desapercibida por la mayoría. Es, como la propia cadena la define, una serie documental que viaja hacia fragmentos de la historia política, social y cultural de nuestro país a través de cartas. Con textos de todo tipo y de épocas muy distintas y que cuenta con la lectura y dramatización de actores reconocidos.

La última entrega giró en torno a la correspondencia entre enamorados y se leyeron misivas de la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda, el también escritor Federico García Lorca o la de una joven que en 1602 escribe a su prometido. Pura delicia.

Se hace corta su emisión, igual que cortas se hacen las cartas del ser amado o las amistades que se extrañan. Como vino a decir José Saramago, "una lágrima nunca emborronará un ´email´". Para qué decir más.

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