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Joaquín Rábago

Los negocios de la guerra

El régimen de Assad expropia sus viviendas a los desplazados por el conflicto bélico

Ya se sabe que las guerras traen sólo destrucción y desgracias para las poblaciones mientras que son siempre una fuente de inmensas oportunidades y lucrativos negocios para los faltos de escrúpulos.

Lo vimos ya en Irak y lo vamos a ver en la vecina Siria, cuyo Gobierno ha firmado un decreto que será clave para la expropiación de quienes se vieron obligados a huir de sus tierras.

Algunos medios árabes lo comparan con una ley israelí que hizo posible en su día el expolio de los palestinos ausentes, y no por propia voluntad, de tierras que eran suyas.

Mientras se apresta a recuperar militarmente con el inestimable apoyo de Rusia e Irán los últimos reductos rebeldes, el Gobierno sirio tiene ya el marco jurídico para la reconstrucción de las ciudades destruidas.

Un decreto firmado el 4 de abril por el Gobierno del presidente Bashir al Assad permitirá la presentación de planes para la edificación de viviendas que sustituyan a las derribadas por los continuos bombardeos.

Pero los antiguos propietarios, desplazados a otras zonas del país o en su mayoría huidos al extranjero, tendrán que presentar sus títulos de propiedad en un plazo de un mes para que les se les reconozcan sus derechos. En caso de no poder hacerlo, su antigua propiedad será subastada o confiscada directamente por el Estado.

El problema es que según el Banco Mundial sólo están registradas en el catastro la mitad aproximadamente de las viviendas sirias. Muchas fueron construidas ilegalmente, al margen de toda planificación urbanística, y sus dueños no tienen los correspondientes títulos de propiedad.

Y los barrios populares, donde vivían sobre todo sunitas conservadores, fueron precisamente los principales centros del levantamiento contra Assad.

El régimen sometió esos barrios a largos asedios y reiterados bombardeos, lo que provocó la huida de muchos de sus habitantes, que ya no podrán hacer valer sus derechos al carecer de documentos.

Según el Consejo Noruego para los Refugiados, sólo un 17 por ciento de los sirios huidos del país pueden exhibir los papeles necesarios aunque en su inmensa mayoría habitaban una vivienda de su propiedad.

La suerte de los sirios será mucho peor que la de quienes se refugiaron en Alemania tras la guerra de los Balcanes, la mayoría de los cuales pudo regresar a sus antiguos hogares una vez acabado aquel sangriento conflicto.

Pero lo que es un auténtico drama para muchos, será una gran oportunidad de negocio para quienes tengan los mejores contactos con el régimen, lo mismo empresarios que mandos militares o inversores de dentro y de fuera.

Así ya hay planes para construir en la ciudad de Homs un gran centro comercial además de varios barrios residenciales, a los que difícilmente podrán acceder los que regresen. Son los buitres que se aprovechan de la carroña de las guerras.

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