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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Y Sevilla fue Hollywood

Memoria del pabellón de Asturias en la Expo del 92, que daría para una novela

Relata Eduardo Méndez Riestra a Javier Cuervo en una deliciosa entrevista en el periódico del lunes que su año en Sevilla, como director del pabellón asturiano en la Expo-92, fue "Hollywood". Y no duden que así ocurrió: aquel edificio con planta de bosque que ahora acoge parte del Museo del Pueblo de Asturias en Gijón dio para escribir una novela, si Eduardo hablara o hablase...

Aquel ya lejano 92 fue un año espectacular para España y también para esta región. Viajabas a Sevilla desde la estación de Atocha en un AVE del mejor agüero y discretamente, como suelen hacer los pilotos de Iberia con los jugadores del Madrid cuando traen en vuelo una nueva Copa de Europa a las vitrinas de Chamartín, te metían en la cabina de mandos los dos conductores asturianos del convoy: Alfredo Durán, que era de Pola de Lena, y José Ignacio Eiriz, avilesino. Y comprobabas con asombro, a ras de vía, cómo aquel pájaro volaba a 250 kilómetros por hora, lo que en aquel entonces parecía de película de "Blade Runner".

Pocos establecimientos hosteleros de la isla de la Cartuja cosecharon tanto aprecio como el restaurante del pabellón asturiano, al que no le quitaba ojo Pedro Morán, que no entendía cómo los turistas se daban de tortas por una fabada a cuarenta grados a la sombra. Y Tino "El Roxu" estiró más el brazo en Sevilla que un árbitro tarjetero. Escanciando sidra sin descanso, Florentino Mañana llegó a ser más famoso que la mascota "Curro". Los japoneses le gritaban "torero, torero". Aunque cascaron tantos vasos de cristal en aquel templo asturiano que al final vendían los culetes en recipientes de plástico.

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