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Carmen Pérez Novo

Sexualidad sin tabúes

La necesidad de educar a niños y niñas en que su cuerpo y su genitales son algo de lo que hay que regocijarse

El aparato genital femenino, es uno más del organismo y representa lo más femenino en una mujer. Lamentablemente, y aunque resulte muy extraño, curiosamente, aún hoy, son muchas las mujeres que han sido educadas en una casa en donde nunca llamaban a los genitales y a sus funciones por su verdadero nombre. Por si fuera poco, un elevado número de ellas, han crecido con la creencia de que el aparato genital es algo sucio y repugnante.

Qué duda cabe que cada órgano y función de nuestro organismo es perfecta, normal y natural, y si no se nos ocurre pensar que el páncreas, oído, el hígado, el estómago o el corazón sean sucios, ¿porqué habríamos de pensarlo de nuestros genitales? El aparato genital es una parte más del organismo, muy importante, y es totalmente normal que usemos nuestros órganos sexuales, como también lo es que respiremos y nos alimentemos.

Qué duda cabe que, en este sentido, la revolución sexual significó algo muy positivo. Perdimos parte de la hipocresía victoriana y un elevado número de mujeres empezaron a disfrutar de una manera nueva y totalmente diferente del placer y de la libertad del cuerpo. Los ginecólogos sabemos que cuando una mujer no acepta su sexualidad ni su propio cuerpo, por sucio y pecaminoso, es fácil que presente determinados problemas en su aparato genital. Hay que tener claro que los órganos sexuales fueron creados no sólo para la reproducción, sino también para darnos placer. Negar esto, es crear sufrimiento, malestar e incluso enfermedad. Con ello, no estoy induciendo a las mujeres a que busquen contactos sexuales a lo loco y sin freno alguno, sino a que se liberen de todas esas ideas pasadas de moda y de esas normas que no tienen ningún sentido.

Por eso, es tan importante una buena educación sexual. Por supuesto, teniendo muy en cuenta que no debemos, bajo ningún punto de vista, infravalorar el sexo. Ahora bien, algo que debe estar muy presente, es que no debería enseñarse sólo la parte mecánica de la sexualidad ¡Por supuesto que no! Sería necesario, que en un nivel más profundo, se educara, tanto a los niños como a las niñas en la idea de que su cuerpo, sus genitales y su sexualidad, son algo de lo que hay que regocijarse, que forman parte de su desarrollo integral y que van a ser determinantes en sus futuras relaciones sexuales y afectivas.

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