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Museo de Covadonga

Un tesoro bibliográfico

Sólo se conocen cinco copias del libro incorporado al Museo de Covadonga

El Cabildo de Covadonga presentó ayer la adquisición del libro "Spelunca B. Mariae de Covadonga in Asturiis Hispaniarum Montibus" (Cueva de la Santísima Virgen de Covadonga en los Montes de Asturias), el libro más antiguo conocido, hasta el momento, que habla de manera específica sobre la historia del Santuario.

El entonces Abad de Covadonga, don Emiliano de la Huerga, nos recordaba en una de sus publicaciones la existencia de este libro editado en Bruselas en 1635, y escrito por Josephus Geldolphus Van Ryckel. Por desgracia, en aquellas fechas, el Santuario lamentaba no contar con ningún ejemplar en su archivo.

Hasta hace dieciocho años sólo se tenía referencia de la publicación de esta obra por los datos que Nicolás Antonio nos proporciona en su Bibliotheca Hispana Nova, editada en Madrid en 1778, aunque erróneamente la databa en 1525. Debemos dar gracias a Santiago Caravia y María Jesús Villaverde Amieva, quienes al elaborar un trabajo para un curso sobre biblioteconomía organizado por la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, localizaron tres ejemplares; uno en la Biblioteca Real de Bélgica y otros dos en la Biblioteca Nacional de España, donde uno de los cuales perteneció al gran historiador, bibliófilo y miembro de la Real Academia de la historia Pascual Gayangos.

En el mes de junio de 2001 se expuso por primera vez al público un ejemplar como el que ayer se presentó en Covadonga. Fue en la exposición conmemorativa del primer centenario de la basílica "Covadonga, Iconografía de una devoción", y llegaba procedente de la Biblioteca Nacional Española. Ha sido un privilegio poder contemplarlo en el mismo lugar del que habla.

Dos años más tarde, el Gobierno del Principado de Asturias adquirió en una casa de subastas madrileña otro ejemplar que hoy es custodiado en la Biblioteca de Asturias Ramón Pérez de Ayala. Este se cree procedente de la biblioteca de los duques de T'Serclaes, familia aristocrática afincada en Sevilla, y por suerte no se encontraba entre los volúmenes que, a principios del siglo XX, Archer M. Huntington compró a los duques para incrementar la biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York.

Desde el Santuario de Covadonga hace un tiempo que se conoció de la existencia de otros dos ejemplares en manos privadas. En cuanto se supo que uno de ellos iba a salir a la venta, el Cabildo inició las gestiones oportunas para adquirirlo y de esta forma ir recuperando ese fondo bibliográfico que primero un incendio, en 1777, y después las guerras de la independencia y la guerra civil española habían ido fragmentando.

Tras recibir el apoyo de la Fundación Banco Sabadell, el pasado mes de septiembre, el Santuario de Covadonga adquirió este ejemplar que se encuentra en perfecto estado de conservación.

La obra, escrita en latín, contiene tres grabados: uno de cabecera, cargado con símbolos victoriosos, columnas y pirámides; otro de la Virgen María que aparece, sobre el escudo del Cardenal Infante don Fernando de Austria, con el Niño en el brazo izquierdo y una bola del mundo coronada por una cruz, en la mano derecha; y por último el de un caballero teutón que viste armadura cubierta por una capa y porta en la mano izquierda una espada mientras sujeta un escudo con la diestra. A sus pies se puede leer la leyenda: LANTCOMMANDEVR. Aunque la iconografía de la Virgen difiera de la venerada por aquel entonces en el Santuario, se supone que ésta hace referencia a la Virgen de Covadonga. Nos encontraríamos entonces ante la que, actualmente, es la representación iconográfica más antigua conservada de la Santina.

A pesar de que Ryckel, Abad de Santa Gertrudis de Lovaina, nunca debió visitar Covadonga se puede decir que era conocedor de su historia a través de la bibliografía de la época. Tras el fallecimiento, el 17 de agosto de 1635 del humanista, diplomático y escritor español, Francisco de Moncada, III Marqués de Aytona, le dedica esta obra en el que ensalza su figura y la de sus antecesores en un prólogo en el que relata los méritos de quien fuera gobernador de los Países Bajos y hombre de confianza de Felipe IV y del Conde-Duque de Olivares.

En el libro nos cuenta cómo al morir don Rodrigo, don Pelayo, hijo de un jefe cántabro, incita a los lugareños a sublevarse contra la conquista islámica y cómo las tropas cristianas se alzan con la victoria gracias a la intercesión de la Virgen. También nos dice que los refugiados en los montes de Asturias no eran más que un pequeño grupo de hombres que, desde el monte Auseva, lanzaron piedras sobre un ejército más fuerte y mejor armado que el suyo.

A la hora de hablar de Covadonga tampoco se olvida de que los hechos que allí sucedieron marcarían el devenir del origen del Reino de Asturias, una de las efemérides de la que este año celebramos su decimotercer aniversario, y detalla una relación de reyes de Asturias y León que continuaron el linaje de don Pelayo.

Con la adquisición de esta obra vemos como el Santuario de Covadonga y la Fundación Banco Sabadell se preocupan por recuperar y divulgar piezas que en su día se encargaron de difundir la historia de un enclave de capital importancia en la historia de Asturias y en la historia de España.

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