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Joaquín Rábago

El mayor pirómano del planeta

La retirada, por parte de Trump, del acuerdo nuclear con Irán

El presidente más ignorante de la historia de EE UU se cisca en los que cínicamente llama sus "aliados" y de paso en el resto del mundo. Con su decisión de salirse del acuerdo nuclear con Irán firmado, junto a europeos, chinos y rusos, por su odiado predecesor, Barack Obama, Donald Trump demuestra una vez más cuánto le importan los europeos. Parece creer más en las mentiras del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que en lo que le dicen sus aliados y confirman los encargados de velar desde hace años que el régimen de Teherán cumple los compromisos contraídos en materia nuclear.

Da grima ver al siempre adusto presidente firmar en presencia de su vicepresidente e igualmente fanático Mike Pence y su consejero de Seguridad, el halcón entre halcones John Bolton, el documento por el que EE UU se sale de un acuerdo que tanto costó negociar. Y a continuación decir con el mayor descaro que ese gesto haría "más seguro" a Estados Unidos. ¿A Estados Unidos? Hay que dudarlo. Pero de ninguna manera al resto del mundo, que parece importarle un bledo a quien acuñó el egoísta eslogan de "America first". Y por supuesto que no a una región ya de por sí explosiva ni tampoco a una Europa que es la primera, tras la directamente afectada, en sufrir las consecuencias de las guerras y del terrorismo en Oriente Medio.

La exhibición por Netanyahu de los supuestos planes secretos nucleares de Irán recuerda el monumental engaño de las armas de destrucción masiva de Irak, que sirvió de pretexto para la invasión ilegal de ese país árabe y acabó en un desastre para todos.

La paz es un bien demasiado precioso como para dejarlo en manos de pirómanos irresponsables como Trump y el halcón Netanyahu, un político sin escrúpulos que no se cansa de acusar a Irán de tratar de "dominar el mundo" mientras viola continuamente todas las resoluciones de la ONU sobre los territorios ocupados.

Los europeos, humillados una vez más por EE UU, como ocurrió ya con el acuerdo de París sobre el cambio climático, tratarán de mostrar su unidad defendiendo el acuerdo con Irán y demostrando que EE UU ha de tratarlos por una vez como aliados y no como vasallos. El problema es que EE UU, que, gracias a su fuerza militar y al dólar, se atribuye el título de justiciero universal, se arroga también el derecho de sancionar a empresas o bancos del resto del mundo que osen desafiar su prohibición de tratar con el Irán de los ayatolas. Y esas empresas y esos bancos tendrán que sopesar bien las consecuencias de desafiar a Washington. Habrá que ver pues qué ocurre. En cualquier caso, nada bueno para la paz del mundo.

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