Después de una década y media de espera, de inexplicables demoras y de momentos de indefinición lacerante, el plan de vías de Gijón ya dispone de una hoja de ruta y de un programa de inversiones que vincula a las tres administraciones afectadas por la poderosa operación de integración ferroviaria de la ciudad. El pasado lunes, el Ministerio de Fomento, el Gobierno del Principado y el Ayuntamiento de Gijón rubricaron el convenio de colaboración que pone los cimientos de un proyecto de cirugía urbanística que cambiará la imagen de una franja de la ciudad, principalmente en la zona oeste, y que llevará el tren hasta Cabueñes.

El acuerdo es muy ventajoso para Gijón, por cuanto la inversión más elevada corresponde, con diferencia, a la Administración central, a través de los presupuestos del Ministerio de Fomento y del administrador ferroviario Adif. Aún así, el desembolso que habrá de acometer el Ayuntamiento, superior a los 90 millones de euros, obligará al municipio a un fuerte endeudamiento.

El nuevo convenio acordado por las tres administraciones desgrana todas las actuaciones comprometidas, y en un plazo de siete años, y el coste de cada una de ellas, hasta un montante superior a los mil millones de euros. Si se respeta el calendario marcado, a finales de 2024 los trenes de cercanías circularán por el túnel del metrotrén entre el apeadero de La Calzada y el Hospital de Cabueñes.

De cara a hacer visible ante la ciudadanía el interés de las tres administraciones en el cumplimiento de los compromisos adquiridos, el primer paso consistirá en desecar el túnel del metrotrén, inundado desde hace años, para hacer efectivo su mantenimiento. También se licitará de inmediato el proyecto de construcción de la estación intermodal.

Ahora sólo resta esperar que las inversiones comprometidas se respeten aunque cambie el color político de las administraciones implicadas y que los plazos aprobados el lunes en el consejo de administración de Gijón al Norte se cumplan para que Gijón pueda disfrutar de una estación de ferrocarril para trenes de cercanías y largo recorrido que acabe con la provisional de Sanz Crespo, que amenazaba con eternizarse, junto con la tan necesaria de autobuses que conlleve el cierre definitivo del apeadero actual, absolutamente obsoleto. Y que las vías del tren dejen de ser una barrera que parte la ciudad en dos.