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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Una de chinos

Puede que Asturias vaya a sufrir de inmediato una epidemia de fiebre amarilla, si se cumplen como vaticinio dos titulares de la edición de ayer de este periódico. El primero supone una sacudida eléctrica, un calambrazo: China pone 7.000 millones de euros para controlar EDP. El segundo anuncia que la comunidad china en esta región, que supera los 3.000 ciudadanos de ojos rasgados, hará lo posible para que turistas de su país pisen suelo asturiano y gasten aquí un buen puñado de yuanes. O sea, que pueden alcanzar la costa verde oleadas de amarillos. Un marrón, por un lado, y por el otro, un rojo que tira a pálido.

El primer titular sugiere una opa hostil, mientras que el segundo augura una relación comercial amistosa. O sea, que a la antigua Hidrocantábrico se le viene encima un plato indigesto por exceso de agridulce mientras que al turismo regional, bienvenido, mister Wang, le puede sobrevenir un delicioso rollito de primavera.

Un mercado potencial de 1.400 millones de turistas orientales es un plato nada desdeñable, si se cumpliera el designio del cuento de la lechera o del arroz tres delicias con más tortilla que gambas. Eso contando sólo los chinos de verdad, de pasaporte, que si se suman los de imitación, la cifra se dispara enormemente. Porque hay chinos de verdad y chinos que dan el pego, como David Carradine haciendo de monje shaolin en "Kung fu".

Con tantos hijos de Mao desembarcando en Gijón a la llamada de sus paisanos, convendría al concejal Aparicio disponer en la Policía Local de una patrulla especial de soldados de terracota. Y a la TPA, cambiar las películas del Oeste de la sobremesa por unas de chinos.

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