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Sol y sombra

Los estados de ánimo

La ensoñación catalana prospera mientras el Gobierno vive de perfil

Con 66 votos a favor, 65 en contra y cuatro abstenciones, Quim Torra ha sido investido presidente de la Generalitat con el aparente objetivo de seguir desafiando al Estado y, a la vez, librarse del artículo 155. El valido tiene previsto reunirse con Puigdemont en Berlín para corroborar la servidumbre.

Los estados de ánimo siempre han superado en el caso de Cataluña a la cruda realidad. La hiperventilación ha sido la principal arma estratégica del procés frente a los hechos. Ni existe una mayoría parlamentaria independentista clara para no tener en cuenta las aspiraciones de los catalanes no nacionalistas, y tampoco ningún partido del independentismo ha ganado las elecciones, sin embargo un marciano recién aterrizado en la Tierra o cualquier corresponsal de un medio extranjero desinformado estarían dispuestos a creer que es todo lo contrario: que los independentistas cuentan con una mayoría abrumadora y han ganado, además, las elecciones. Entre otras cosas, porque ni el Gobierno de España, siempre de perfil, ni el partido que realmente las ganó se han esforzado en refutar como es debido las falsedades.

Da igual, todo responde a una misma ensoñación que lleva a los nacionalistas a airear que el supremacista elegido ayer es el 131º president de la Generalitat, con el exclusivo fin de presentar una imagen casi milenaria de continuidad histórica de la nación catalana, con los 121 diputados eclesiásticos desde Berenguer de Cruïlles, en 1359, que encabeza la arbitraria selección. Ninguno de ellos, como es lógico, contitucional, puesto que no hay una Constitución hasta 1812.

Entretanto, Torra parece dispuesto a pasarse la actual por el arco del triunfo.

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