La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ramón Díaz

Objetivo, no volver a perder el tren

La inclusión del Noroeste en el Corredor Atlántico, esencial para Galicia, León, Cantabria y Asturias

El objetivo es no volver a perder el tren. Se perdió en 2014, cuando el noroeste de la península se quedó fuera del Corredor Atlántico de la red básica de transportes, porque la Administración central no tuvo a bien solicitar su inclusión. Y aquel tren, que llevaba por nombre "Mecanismo Conectar Europa I, 2014-2020", iba cargado de dinero, desde el testero hasta el furgón de cola: 50.000 millones de euros para inversiones en infraestructuras. Un dinero que se han ido llevando otras zonas de España y del resto de Europa, algunas de las cuales seguramente lo necesitaban mucho menos que Galicia, León, Cantabria y Asturias, patrias queridas.

Quedan tres años para 2021 (es obvio, pero también se sabía de antemano que 2018 llegaría justo después de 2017 y ya se ve lo ocurrido con las tres celebraciones relacionadas este año con Covadonga, para las que se preparó poco o nada). Así que hay que repetirlo hasta que duela: 2021 está a la vuelta de la esquina. Y ese año llegará otro tren con dinerito fresco: el "Mecanismo Conectar Europa II, 2021-2027". Un tren, al parecer, un poco más pobre que el anterior, con "solo" 25.000 millones de euros, aunque también es verdad que habrá uno menos en el reparto, el Reino Unido.

El Noroeste tiene que coger ese convoy. Sin falta. Y para ello, tal y como advirtieron ayer los empresarios reunidos en León, hay que ponerse a trabajar ya, incluso antes de que sea oficial la inclusión en el Corredor Atlántico de Galicia, León, Cantabria y Asturias. Porque en 2021 (mejor aún en 2020) tienen que estar listos los proyectos, con sus respectivas evaluaciones de impacto ambiental. "Conectar Europa" es un programa competitivo: las ayudas son para los mejores proyectos. Y sin ayudas no habrá obras. Sin obras no habrá infraestructuras adecuadas. Y, nadie lo dude, sin infraestructuras (sobre todo ferroviarias) llegarán muchas menos empresas de servicios y logística, si es que llega alguna.

Para el año 2030 Europa quiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 40 por ciento y que el tren "robe" al menos un 30 por ciento de mercancías y pasajeros al coche particular. Así que el futuro es del ferrocarril. Lo dicen la Unión Europea y el sentido común. No perdamos el tren. Porque implicaría perder (otra vez) el futuro.

Compartir el artículo

stats