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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El "casoplón" de la pareja

En este país de escalas cromáticas extremas está prohibido ser rojo y comprarse un chalé en Galapagar. Vamos a ver, queridos: si Pablo Iglesias e Irene Montero han ahorrado dinero suficiente para pagarlo o están dispuestos a endeudarse hasta las cejas, ¿no tiene derecho la pareja a aposentar sus reales (perdón por la intención monárquica del sustantivo) en un nidito de amor de película en las afueras pudientes de Madrid?

¿Hay pecado en criticar con la mano izquierda y a voz en grito los desahucios y pagar con la derecha y con la boca chica 660.000 euros por un "casoplón"? Ninguno, rediez. Digamos que se antoja en todo caso poco estético permitirse una hipoteca de 1.600 euros al mes, cuantía en este país al alcance de muy pocos bolsillos, salvo ricachones o parlamentarios nacionales.

Cuestionó hace unos años Iglesias que la política económica del país estuviera en manos de un tipo que se gastó 600.000 euros en un ático de lujo, decisión que comparó con "entregar a un pirómano el Ministerio de Medio Ambiente". Ahora, el fuego lo ha encendido solito el chico de la coleta, y en esa pira arden por invertir, sin sonrojo y atragantándose con sus palabras, 60.000 euros más en un chalé que el ministro millonario en un ático.

El problema de que un ateo escupa al cielo es que le acabe cagando encima una paloma blanca. Por ese motivo, y en alabanza al Altísimo, conviene recordar el Salmo 126: "Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas". En vano puede justificarse ahora Iglesias, quien, por otra parte, es muy libre de vivir a todo lujo en la sierra madrileña o en una humilde morada como la de Marco en los Apeninos.

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