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El plan de Torra que ERC no desbarata

La pugna interna que libran la república benefactora de Esquerra y la neocarlista de Puigdemont

Torra ha llegado para quedarse unos pocos meses, constatar ante la parroquia "indepe" que el Gobierno no le deja hacer república y convocar elecciones en la fecha menos propicia para Rajoy y el PP (que, con la sentencia ejemplar de ayer, son todas).

No hay más plan que ése. Y si ERC lo sabe (y lo sabe), debería desbaratarlo, dado que (dice) quiere un Govern efectivo, es decir, que gobierne.

No se trata de renunciar a la independencia, sino de renunciar a conseguirla por la vía unilateral, esa imposibilidad física y jurídica en la que Puigdemont sustenta su legitimismo y con la que trunca cualquier posibilidad, lejana o remota, de alcanzar la república benefactora que ERC lleva en los genes desde su fundación, pero que no es la que ambiciona el neocarlismo.

A los republicanos no les queda otra que tragar con Torra, porque así lo pactaron con la lista de Puigdemont. Y al final, como la fiel Elsa no quiso empañar su futuro político (que lo habrá y no será una república), el libertador tuvo que tirar de un racista, sin medir bien, creo yo, las consecuencias de lo que hacía.

Con el líder de los catalanes que se duchan (que son todos, no como los españoles), Rajoy tiene una buena oportunidad de internacionalizar el conflicto, pero a la gallega: Torra es perfecto para ir por las capitales europeas (todas menos Bruselas y no sé si Berlín) alardeando de enemigo de antes de la II Guerra Mundial (ergo, unidad europea ante el supremacista, aunque se apele con el diminutivo para parecer más cándido).

Pero la lucha más importante sigue siendo la que resuena entre el Ebro y el Mediterráneo, y más todavía la que se libra en el seno de la supuesta sociedad de republicanos y junteros. Algo tendrá que decir ERC cuando, una vez formado Govern y levantado el 155, Torra acometa el siguiente punto del programa, la estructura política en el "exilio", y PP, PSOE y Cs reediten el dichoso artículo y las competencias sean asumidas de nuevo por Madrid y, en fin, todo vuelva a empezar (si es que, para entonces, había acabado), con el añadido, quizá, de la intervención de TV3.

Hace tiempo que en ERC se sabe que el socio "puigdemoniano" no es de fiar, pero desde que el mosén padece cárcel, lo tienen grabado a sangre y fuego. No se atreven a tildarlo de traidor y aprovechategui (¿se atreverán algún día?), pero empiezan a darse cuenta de que el proyecto en el que se han embarcado con él no les conviene un pelo. Que la república que Torra y Puigdemont preparan no es para sus votantes, muchos de los cuales aún viven en barrios y poblaciones con aroma de clase, y que a lo mejor es buena opción regresar a las clases de castellano para buscar empleo, aunque sea cerca, donde los maños.

O sea, que quieren para los suyos el curriculum y el pedigrí de la aseada Artadi, con ese impresionante "Harvard" que allí refulge en letras de oro, y me parece bien, claro, pero esos títulos no hay república ni reino que los pague.

Sobre todo, si los padrinos de la nonata, como el empresario Matamala, siguen costeando la mansión de Waterloo en vez de pagar los estudios a los futuros prohombres del Estat propi. ¿Qué, no mola? Pues haber ido a clase el día que explicaron los recortes en educación de Mas.

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