El Partido Popular ha rogado a los barones del PSOE que impidan a Pedro Sánchez pactar con los independentistas la moción de censura que llevaría al país a la inestabilidad más absoluta. El PNV ya ha dado las primeras señales de lo que podría suceder al reclamar a cambio de su voto un cambio del modelo territorial. Pero del mismo modo que ruegan, los populares, causantes de la situación de emergencia que vive España, tendrían que comprometerse en el caso de que la moción no prosperase a convocar elecciones lo antes posible y buscar así la manera de propiciar una mayoría constitucional solvente que sirva a los intereses nacionales por encima de las pretensiones separatistas.
El PSOE lo tiene en su mano. La "agenda social" que preconiza Sánchez para retrasar la convocatoria de las urnas es una excusa para tomar asiento y acceder al poder mediante un atajo que no entendería la mayor parte del electorado. El Partido Popular posiblemente ya ha perdido su futuro inmediato, pero los socialistas se lo están jugando. La impaciencia de Pedro Sánchez por colocarse en la Moncloa llevó al país no hace todavía demasiado a un bloqueo institucional de casi un año. Parece como si no acabase de entender que la mejor forma de ser presidente de un gobierno es ganando unas elecciones. La "agenda social" de Sánchez es una pamema que esconde sus ambiciones personales. Todo el mundo tiene derecho a la ambición pero hay momentos en la historia en que un político que aspira a dirigir los destinos de un país debe olvidarse de ella en beneficio del interés común. Se llama altura de miras.
Una situación de descrédito como la del partido del Gobierno no debería aprovecharse para colmar una aspiración personal y perjudicar al conjunto de España en un momento tan delicado. Triunfe o no la moción, el objetivo inmediato debe ser la convocatoria de elecciones.
