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Lo que hay que oír

Francisco García Pérez

Que si quieres marido, Catalina

El interés por la etimología o de dónde proceden las palabras

Acaba de instruirnos el nuevo académico de la RAE Federico Corriente: el dicho "Que si quieres arroz, Catalina" no lo crean las preguntas repetidas a una mujer sorda, llamada Catalina y muy aficionada al arroz, como cuenta la leyenda. Se trata de la deformación de un arabismo usado en las bodas cuando la contrayente contraía por segunda vez, pues mucho se asemejan "marido" y "arroz" en la pronunciación árabe. Vuelve, pues, o nunca se ha ido el interés por la etimología: de dónde proceden palabras y expresiones que usamos en español, cuál será su origen, qué misterios oculta su evolución. Voy anotando a lo largo del año las curiosidades que encuentro: la razón de su existencia, sus cambios históricos de significado. Y cuánto ayudan a tan divertida labor libros como "300 historias de palabras" o el viejo diccionario de Corominas o el de Covarrubias o el Casares. Gracias. Me gustaría compartir con ustedes algunas de estas curiosidades. Fíjese en "dandi", en que Mengano va hecho un dandi: estamos diciendo, aun sin saberlo, que va hecho un "Andresito", pues tal vocablo es diminutivo del inglés "Andrew". Me gustan sus sinónimos: "pisaverde", por ese andar como de puntillas que gastan los presumidos; o "lechuguino", pues fresquitos van como lechugas; o "petimetre", o sea, "maestrito", por lo mucho que estiran su figura. Ninguno de tales calificativos se podría aplicar a los "maquis", nombre que designó los campos llenos de maleza donde se ocultaban los guerrilleros: sus escondrijos fueron primero los "maquis", y quienes en ellos se guardaban pasaron a ser nuestros maquis. Las vacaciones son propensas al "chándal": al pie de la letra sería nada menos que al "jersey largo que llevaban los vendedores de ajo", los "[mar]chands d'ail", que decían los franceses y que, muy listos, vieron que eran tan cómodos que bien valdrían para usarlos como ropa deportiva. Un "quisquilloso" no es un comedor de quisquillas: es quien se para en cosas pequeñas, en camaroncitos, diríamos. Sin embargo, leo por ahí otro posible origen: una alteración de "cosquilloso", el muy delicado de genio, que se ofende por poco motivo. Muy parecido al "tiquismiquis" ?la persona que no cesa de poner reparos? cuyo nacimiento es muy divertido: vendría de los latinos "tibi" y "mihi" (para ti, para mí), alterados luego en "tichi" y "michi", que pronunciados en italianos serían "tiqui" y "miqui".

España se llena de turistas extranjeros, a quienes llamamos "guiris". Pues sépase que "guiri" es palabra que procede del vascuence: igual que "chaparro", "ganzúa" o "zulo". Es acortamiento de "guiristino", que es como llamaban en el País Vasco a los liberales, a los "cristinos", en las guerras civiles del XIX. Por cierto que el diccionario de la RAE acoge "guiri" también como "miembro de la Guardia Civil". Era en Roma un "candidato" el que vestía la "toga candida", o sea, blanca, inmaculada, sinónimo de sus muy buenas intenciones políticas. Sin embargo, hay próceres llenos de "ambición": ¿Saben lo que significaba en latín esa palabra? Pues "merodeo" o "rodeo", ese vagar dando vueltas cerca del personal para sacarle algo: no digo más. Y hay hombres públicos que se dan "ínfulas", que eran las cintas anchas que colgaban detrás de la mitra, siguiendo la tradición de los sacerdotes griegos y romanos: cuantas más ínfulas pendiesen, mayor lustre social se tenía. ¿Se imaginan un parlamento con sus señorías tocadas de sombreros e ínfulas cayendo del mismo? Dejémoslo estar.

Confío en que estas líneas no las tengan ustedes por un "adefesio": un despropósito, disparate o extravagancia, y también cualquier cosa muy fea. Confío, sobre todo, en no haber estado escribiendo "ad Ephesios" (de esta expresión viene "adefesio"), o sea, "para los efesios", aquellos que tanto hicieron sufrir al santo Pablo durante sus prédicas. Escribir "para los efesios" sería algo así como "escribir al disparate", escribir inútilmente, decir necedades: "hablar para el pedo", en modismo argentino. ¿No resultaría curioso escuchar a un orador fracasado quejándose por haber hablado "al adefesio"?

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