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Presidente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Asturias

El tabaco, gran enemigo de tu boca

Los efectos adversos que el consumo de tabaco tiene en nuestra salud y en particular en nuestra boca, son indiscutibles. Según un estudio del NYU Langone Medical Center, el tabaco puede alterar el equilibrio del microbioma de la boca, que está formado por 600 bacterias aproximadamente. Esto puede provocar la aparición de diversas patologías que conviene prevenir como la gingivitis, periodontitis, periodontitis necrotizante, fracaso de los implantes dentales y enfermedades de la mucosa. Los pacientes fumadores presentan un riesgo más alto de perder sus piezas dentales y tienen un 10% más de especies de "streptococcus" que los no fumadores, es decir, cuentan con un tipo de bacteria implicada en el desarrollo de la caries. Ello sin olvidar que el 75% de los casos de cáncer oral se asocian al consumo de tabaco.

Desde el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Asturias llevamos tiempo insistiendo en la idea de la enorme repercusión, siempre negativa, que el tabaquismo tiene sobre la cavidad oral. El humo del tabaco suele entrar por la misma boca y, tras hacer un recorrido por todo el tracto respiratorio, se expulsa por la boca o la nariz. A lo largo de todo este trayecto, el aumento excesivo de la temperatura y los materiales de la combustión, van a causar microagresiones continuas que afectarán a todos los elementos de la cavidad oral.

La mucosa bucal es una de las zonas más susceptibles al efecto tóxico irritativo del tabaco, cuyos efectos nocivos pueden observarse en las encías y el paladar. Además, los fumadores presentan un riesgo de cáncer oral cinco veces superior al de los no fumadores.

Los dentistas somos profesionales cualificados para ver y reconocer más tempranamente una lesión o un cáncer oral en nuestra boca. Además, podemos detectar los efectos perjudiciales del tabaco en la boca y ayudar a los pacientes a combatirlos. Cabe recordar que en el caso de este tipo de enfermedades su detección tardía provoca el 25% de muertes en personas diagnosticadas.

Todo esto se podría prevenir con, al menos, una visita anual al dentista y por supuesto dejando de fumar. Animo a todas las personas que presentan esta adicción a que reúnan las fuerzas y soliciten la ayuda necesaria, en este caso la del dentista, para dejar el tabaco ya que cuando se elimina del organismo, el microbioma de la boca se restaura con el tiempo y el número de patologías también descienden.

El tabaco mancha los dientes, altera el color del esmalte, hace fracasar algunos tratamientos dentales, favorece la pérdida de hueso de los dientes, disminuye nuestra percepción de olores y sabores, causa enfermedad en las encías y predispone al cáncer oral. Todas ellas son tazones de peso para dejar un hábito que nos limita, y nos hace más vulnerables y débiles frente a la enfermedad dental.

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