La situación vivida el pasado fin de semana en la playa de san Lorenzo, cuando los efectos de una fuerte tormenta obligaron a abrir aliviaderos de la red de saneamiento, lo que provocó que llegaran al mar restos fecales, pone de manifiesto la falta de coordinación entre departamentos del Ayuntamiento que tienen a su cargo la vigilancia de la calidad de las aguas.

La alcaldesa reconoció el jueves que habían fallado los mecanismos de control y que, contra lo que se había apuntado a principios de semana, debió prohibirse el acceso a San Lorenzo el domingo, cuando las muestras tomadas confirmaron una elevada presencia de bacterias fecales, en trescientas unidades por encima del valor máximo permitido para considerar las aguas del litoral aptas para el baño. Moriyón pidió disculpas a los ciudadanos y tras confirmar que desde el lunes la calidad de las aguas de la principal playa de Gijón es óptima, reconoció como un grave error que no se tomaran muestras ya el sábado, cuando un grupo de surfistas dio la voz de alarma a este periódico de un "olor nauseabundo" y de un color oscuro y restos de heces a unos metros de la costa.

Que una tromba de agua provoque con frecuencia inundaciones en calles de La Calzada o que obligue a abrir aliviaderos que lleven desde el río Piles al mar aguas residuales obliga a agilizar al máximo los trámites administrativos necesarios para construir los dos pozos de tormentas pendientes en las zonas oeste y este de la ciudad, ubicados, respectivamente, en El Arbeyal y en el parque de los hermanos Castro. Se trata de dos obras muy necesarias que acumulan retrasos y a las que el Ayuntamiento debe dar prioridad. De hecho, la construcción del pozo de tormentas de El Arbeyal ha sido adjudicada esta misma semana a la constructora FCC.

Gijón tiene aún asuntos importantes pendientes de resolver que afectan al saneamiento, de los cuales el más importante es la puesta en marcha de la estación depuradora de aguas residuales de la zona este de la ciudad, paralizada judicialmente desde abril de 2016 tras una batalla judicial ganada por los vecinos de la colonia El Pisón, que rechazan la instalación de la planta en la cercanía de sus casas.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ya apercibió a Gijón con un procedimiento de sanción por la falta de depuración de aguas residuales de una zona de la ciudad en la que habita prácticamente la mitad de la población. En la actualidad, el ministerio de Medio Ambiente está a la espera de una autorización de la Audiencia Nacional para activar las líneas de desarenado y desengrasado de una instalación cuyo futuro se antoja oscuro. Mientras estas obras y las de los pozos de tormenta no se lleven a cabo, incidentes como el del pasado fin de semana en la playa de San Lorenzo volverán a repetirse, con lo de negativo que tienen para el buen nombre de una ciudad de vocación turística.