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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Gijón apocalíptico

Los jinetes del apocalipsis cabalgan raudos por el Alto de la Madera, desde donde ponen rumbo a Gijón. Tal lo delatan algunas señales incandescentes: moción de censura contra el "establishment" monacal; aguarones muertos sobre la arena de San Lorenzo; mareas achocolatadas y olor a azufre en la bahía; el Sporting, con una venda en los ojos, al borde del precipicio; Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente... Y una meteorología gris que parece que habitáramos en Mordor.

¿Será que se aproxima el fin del mundo y que el llanto y el crujir de dientes que avanzaban las escrituras (Lucas 13:28 y Mateo 13:50) han tomado como escenario esta villa marinera? Lo que se avecina entonces es la eterna pugna del bien contra el mal; de los rojos contra los azules; de los que contaminan contra los que reciclan; de los sanchistas contra los javieristas; de los de Mario contra los de Verónica; de los de Tú Fe Nunca Decaiga contra los dueños del Sporting, que parece que lleven escrito en la frente el signo de la Bestia.

Al Ayuntamiento no le cuadran las cuentas del tijeretazo por superar el techo de gasto: en Intervención suman y restan partidas pero siempre les sale el mismo resultado: 666... ¡Anatema! Hay quien piensa ya que el padre Fueyo debería ir haciendo acopio de agua bendita para practicar un exorcismo. Algo grave está ocurriendo porque uno camina un sábado de madrugada bajo los soportales de Marqués de San Esteban y sólo le salen al paso zombis. Muy jovencitos, eso sí, con ojos vidriosos y traje y corbata de graduación.

Estamos metidos en junio, no se atisba el sol y no para de llover: aquí el infierno no es una caldera ardiente sino un pozo de tormentas.

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