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Xuan Xosé Sánchez Vicente

El muro de Adriano y el desempleo

Hace 1.900 años Roma construyó en Inglaterra el llamado Muro de Adriano. En su guardia y construcción participaron asturianos, algunos de ellos, xixoneses de La Campa Torres. En conmemoración de esa circunstancia, el museo de La Campa ha organizado una exposición de objetos hallados en torno a aquella edificación. (En mi última novela, "En el muro de tu corazón", uno de sus protagonistas, Nicer, es precisamente un camputorrés constructor del Muro).

El ficticio Nicer, al igual que los astures que realmente participaron en la erección de la fortificación o su defensa, emigró porque su tierra era pobre y no era capaz de proporcionarle sustento o satisfacer sus expectativas vitales: necesidad y emigración son viejas moradoras de nuestro país.

Sobre la emigración actual poco tengo que decirles: muchos de ustedes la practicaron o la sufren hoy en sus hijos y nietos. Pero sí merece la pena reflexionar sobre un dato de la actualidad: hay 6.000 puestos de trabajo demandados por las empresas asturianas que no encuentran candidatos. Ello no ocurre únicamente en los ámbitos de la construcción o la hostelería, también en empresas tecnológicas.

Esa circunstancia, desempleados que no quieren aceptar los empleos ofrecidos, está siendo general en todo Occidente, recuerden aquella babayada de Biden: "que les paguen más". Ya he afirmado aquí que, si un empresario cree que va a ganar dinero contratando, contrata. No es, pues, esa la cuestión, sino una novedad socioeconómica que se ha producido en estos últimos años: que un número no pequeño de personas, de las que antaño necesitaban perentoriamente de un empleo, tienen unos ingresos suficientes para poder vivir sin necesidad de someterse a la sujeción de un trabajo remunerado.

Lo que es cierto es que, de darse ese nivel de seguridad vital hace 1.900 años, muchos de aquellos asturianos no habrían cruzado la mar, y hasta es posible que, entonces, mi ficticio Nicer no pudiese haber tenido existencia.

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