Durante una semana tuve ocasión de consultar un estudio sobre «Las vías de acercamiento al parque nacional de la montaña de Covadonga», fechado en mayo de 1994. Lo publicó, restringidamente, el Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Asturias. Es extenso y muy interesante.

De dicho estudio «tomo prestados» los datos que siguen:

1. En el año 1990 subieron a los Lagos 553.808 personas y en 1991, 675.291; es decir, en el año 1991 hubo 121.483 visitantes más.

2. El miércoles 8-8-1990 subieron 9.463 turistas en 2.662 coches, y el sábado 17-8-1991 lo hicieron 12.271 en 3.506 vehículos.

A estos datos añado yo lo que en su día informó ICONA: que un domingo del mes de agosto de 2004 hubo 17.340 visitantes llegados en 5.020 vehículos. No dieron el dato de la asistencia anual, pero no es aventurado suponer que se acercó al millón.

Tenemos que a Covadonga y a los Lagos llegan más visitantes cada año (por lo menos hasta 2004).

No se supo evolucionar para recibir a estas personas -que están proporcionando a la comarca grandes beneficios que, con determinadas actuaciones, podrían incrementarse de forma notable- de la manera adecuada y se fue «parcheando» el «acomodo» de los vehículos que los traían; llegando a resultar un auténtico atentado, en las proximidades de los Lagos, su ocupación de toda «pradería viviente».

Informa el alcalde de Cangas de Onís que el 90% de «sus» ciudadanos están conformes con el sistema que, para subir turistas, se ensayó el verano de 2005 y se consolidó en 2006É Si él lo dice.

Pero, ¿saben si a unos visitantes procedentes de Zahara de los Atunes (por poner un ejemplo), les resulta atractivo dejar su vehículo en el primer aparcamiento de los establecidos entre Cangas y Covadonga, que encuentren plaza para, acto seguido, «adocenarse» pasajeros de un autobús que les sube a los Lagos, teniendo, por la tarde, que esperar largar colas para volver a su coche?

Si -como se hace en los Alpes y en los Pirineos- subieran a un tren cremallera, al regresar a su pueblo seguro que «fardarían»: «Cogimos el cremallera a los Lagos, ¡qué pasada!; se acerca a un hermoso lago que se está volviendo a llenar y que, cuando esto se produzca, dentro de tres o cuatro años tendrá una superficie de once veces la del lago Enol y 66 metros de profundidad». ¿Los sentimientos del cliente no importan?

Después de las consideraciones e insinuaciones anteriores propongo:

Primero: Realizar una pista de 420 metros lineales y 3% de desnivel desde el mirador de los Canónigos (cota 400) hasta determinado punto D, en monte Sagual (cota 385). Allí se construirá la estación inferior de un telecabinas, sin apoyos intermedios. Esta zona se acondicionará para que pueda moverse mucha gente; personas que, por el momento, llegarían al citado mirador en los autobuses que suben a los Lagos.

Tengo estudiado otro acceso -que el señor alcalde conoce- pero no parece oportuno describirlo ahora.

Segundo: Instalar el citado telecabinas que desde D, en monte Sagual, en un «salto» de 915 metros llegue hasta E (cota 700), lugar próximo al Picu Priena (cota 725,50).

Tercero: Realizar un camino-mirador, en la cota 700, de unos 800 metros de recorrido, bordeando el Priena; tendrá, en su parte exterior, un murete de 40 centímetros de alto -como el del paseo de San Pedro, en Llanes-. Covadonga está empozada, pero desde este camino -también desde monte Sagual y durante el viaje en el telecabinas- se admirará en toda su conseguida armonía. También se contemplan muchas cumbres de los Picos de Europa, las sierras del Sueve y del Cuera y algunas otras panorámicas desde este helicoidal perímetro para la observación.

Esto es todoÉ hasta que se recapacita (si es que ello llega a ocurrir) si llevar la polución y la contaminación a los Lagos es razonable que se perpetúe.

Mariano Zubizarreta Gavito es ingeniero.