Soto de Cangas,

Ana ZAPICO

El zoo La Grandera, de Cangas de Onís, ha logrado el nacimiento en cautividad de un ejemplar de lobo blanco polar, dos ejemplares de alimoche y un cárabo lapón. Ernesto Junco, propietario del zoológico, ubicado en Sotu Cangues, se mostraba especialmente satisfecho por haber conseguido la reproducción de estas complicadas especies. «El alimoche se reproduce con más dificultad que el quebrantahuesos. Ha sido un éxito. Creemos que no los está criando nadie en España, y no tenemos noticia de que lo estén haciendo en Europa», apuntó Ernesto Junco, quien añadió: «El cárabo lapón prolifera poco en los zoológicos y es complicado que se reproduzca en cautividad. Después de esta experiencia, esperamos sacar más ejemplares el año que viene».

Tras siete años recibiendo estudiantes de prácticas de toda España, por primera vez la Facultad de Biología de la Universidad de Oviedo ha enviado este verano a cuatro alumnas de quinto curso a realizar prácticas en La Grandera. Una de ellas, María Isabel Blanco Álvarez, especializada en la rama de Biología Ambiental, ha pasado a formar parte de la plantilla del centro. «Por aquí han pasado estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid, de la Facultad de Veterinaria de León y hasta un estudiante francés. El zoo ofrece un campo amplísimo de estudio, sobre alimentación, comportamiento animal, reproducción de las especies, parasitología y patologías. El zoo colabora con las universidades, y los estudiantes en prácticas nos echan una mano», señala Junco.

El cachorro de lobo blanco polar, de tres meses, fue el único superviviente de una camada de tres lobeznos, de los que uno nació muerto y otro, una hembra, falleció súbitamente diez días después del parto. El cachorro hace gala de un carácter sociable, que recuerda la personalidad de un perro pastor alemán.

El zoo cangués ya logró hace seis años la cría de alimoches. En esta ocasión dos huevos fértiles pasaron a la incubadora del zoo. Los dos polluelos, nacidos a mediados de junio, fueron alimentados a mano y controlados para que durante el primer mes de vida no se agredieran entre sí movidos por el instinto de supervivencia, que suele hacer que el más fuerte acabe con la vida del otro. Superada esta etapa, los dos jóvenes alimoches están listos para hacer vida en La Grandera, recinto zoológico en activo desde 1989 y cuya colección de fauna se compone de unos 500 ejemplares de 200 especies.