Carreña (Cabrales),

Rebeca AJA

Los inconvenientes de una auténtica incomunicación en el pueblo cabraliego de Bulnes parecían resueltos con la entrada en funcionamiento del funicular que une esta localidad con la de Poncebos. Este remonte mecánico ayudó a mejorar la calidad de vida de los vecinos, pero también dio paso a una serie de reivindicaciones constantes para que la Dirección General de Transportes del Principado (entidad gestora del funicular) optimizara el acceso a este servicio de transporte público.

Las denuncias al Principado por explotar el funicular como recurso turístico, y no como servicio a los vecinos de Bulnes, fueron también constantes. El 17 de julio de 2007, vecinos y hosteleros de este pueblo cabraliego recordaban a los responsables políticos la lista de reclamaciones que seguían sin ser atendidas: ampliación de los horarios del funicular, bonos-descuento para los turistas alojados en los establecimientos de Bulnes, un segundo vagón de carga, dos carretillas elevadoras e incrementar el suministro de mercancías peligrosas (básicamente gasóleo) de una a dos veces al mes. Nada ha cambiado desde entonces.

El Ayuntamiento de Cabrales ha mostrado su respaldo a las peticiones vecinales, pero el Gobierno del Principado sigue sin dar una respuesta. Los vecinos de Bulnes se sienten marginados respecto de otros pueblos porque no pueden entrar y salir libremente. Y porque los turistas que se alojan en Bulnes tienen que pagar 18 euros por persona cada vez que quieren salir del pueblo.