Ribadesella, B. MORÁN

Una gigantesca montaña submarina. Un paraíso acuático sumergido a 425 metros de profundidad y donde viven más de 500 especies de peces diferentes. Eso es El Cachucho, un hábitat submarino situado a 35 millas -unos 65 kilómetros- de Ribadesella y que es el lugar submarino más singular que existe en el Atlántico Norte por su prolongada pendiente, que en su parte más baja llega a alcanzar los 5.000 metros de desnivel. Montañas similares a las de los Picos de Europa pero bajo el mar, y una rica biodiversidad de especies marinas de flora y fauna. El nombre científico de este tipo de entornos marinos es «Le Danois» como el apellido del descubridor de este tipo de caladeros, el investigador francés Edouard Le Danois, que en 1936 ya estudió este hábitat. Pero en Ribadesella la zona se conoce desde siempre como El Cachucho, el nombre local de la palometa roja, un pez que abunda en la zona.

Como el privilegio de visitar este lugar está condicionado a su localización submarina, el Ayuntamiento riosellano ofrecerá con la recuperación del faro la oportunidad de que todo el que se acerque al museo de El Cachucho realice un viaje virtual por las profundidades de este tesoro escondido bajo el mar. A través de fotografías, proyecciones y amplia documentación los que visiten el museo comprobarán la singularidad e importancia de El Cachucho, aspectos que no han pasado desapercibidos para los investigadores de la Fundación Catalana de Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM), que el pasado verano navegaron sobre la zona y estudiaron con su modernas tecnologías el lugar. Medio Ambiente estudia otorgar a El Cachucho el distintivo de parque nacional.