Tiene que haber un punto de equilibrio que permita la convivencia de la ganadería y el medio ambiente en los Picos de Europa. Tiene que haberlo y las autoridades políticas deberían encontrarlo. Lo contrario es fracasar. El lobo es un animal propio de los Picos de Europa. Tiene que seguir habiendo lobos en el parque. Los justos: no es aceptable su exterminio. Claro que pastores ha habido en los Picos desde el alba de la historia. Y también tienen que seguir con su labor tradicional, moldeadora del paisaje. Pero deben estar los ganaderos de verdad, no los cazaprimas. Para buscar ese punto de equilibrio hace falta conocer, en primer lugar, la realidad del parque: saber cuántos lobos hay, cuántas vacas, cuántas ovejas y cuántas cabras. Reaccionar únicamente ante la alarma social es propio de malos dirigentes.