Lagos de Covadonga

(Cangas de Onís),

Alba SÁNCHEZ R.

En manos de las mujeres está el relevo generacional de los pastores de los Picos de Europa. Al menos si se tiene en cuenta que de los pastores recién «licenciados» en el Parque Nacional, dos tiene claro que se quedarán para seguir con el oficio. Y las dos son mujeres; se han quedado prendadas de la forma de vida milenaria de los pastores. Ayer se clausuró el curso de pastores de los Picos de Europ. Al acto acudió el director general de Desarrollo Rural, Ángel Luís Álvarez Fernández, quien resaltó que el Parque Nacional existe gracias al trabajo cotidiano de los que lo habitan.

Durante los últimos cuatro meses, en las majadas de Fana y Gumatini (pertenecientes al municipio de Cangas de Onís) y la de Belbín (Onís), los cuatro alumnos aprendieros todos los secretos del manejo del ganado necesario para la elaboración del queso Gamonéu del puerto.

Cristina Kleingreis, de nacionalidad holandesa y afincada en Valencia, estuvo en Fana. Y lo tiene claro: se queda en los Picos. Para ello, el 13 de octubre partirá para completar sus estudios en el País Vasco y seguirá acudiendo los fines de semana a Fana para ayudar en la explotación de su maestra todos estos meses, Isolina González. Después de marzo, se instalará definitivamente en los Picos. La joven traerá más ganado para aumentar la producción y así poder vivir de ello. Por el momento es muy costoso crear una explotación por su cuenta, comentó Kleingreis, quien y se siente tan a gusto con la familia de Isolina González.

Por otro lado, la historiadora Lidia Alonso, natural de Madrid y afincada en Huesca, que cogió el relevo hace dos meses de su compañero aprendiz, Tomás Pérez, decidió hace años cambiar el asfalto por la vida en el campo. Alonso asegura que su futuro estará en una quesería. «La vida en el puerto es muy interesante e intensa», explica, si bien admite que hay muchas dificultades para tener ganado todo el año, no sólo en la temporada estival, para la elaboración de queso.

Luis Ángel Alonso, de 17 años y natural de la localidad canguesa de Perlleces, esperará. La experiencia le pareció muy dura. De momento, se dedicará a subir ganado a los puertos en verano, pero no para la elaboración de queso. En el invierno, en los Picos, es otro cantar.