Corao (Cangas de Onís),

Bárbara MORÁN

La iglesia románica de Santa Eulalia de Abamia debe seguir esperando el momento en que sus históricas paredes sean fuertes, bonitas y capaces de resistir al mal tiempo y al paso de los años. Cultura no ejecutará, por el momento, el proyecto que tiene pendiente para enmendar los errores cometidos en las obras de recuperación de este templo situado en el pueblo de Corao, en Cangas de Onís. La decisión de la Consejería de rescindir el contrato a la empresa MC Conservación y Restauración, que se hizo cargo de la rehabilitación de la iglesia de Abamia hace dos años, se ha transformado en una batalla judicial que amenaza con retrasar la reparación del templo.

«Hasta que este paso no sea solucionado no podemos iniciar el proyecto pendiente en Abamia», confesó hace unos días en Colunga el director general de Patrimonio Cultural, José Luis Vega. Así las cosas, Abamia debe conformarse por ahora con unas actuaciones menores que sí se ejecutarán de forma inminente. Se trata de una pequeña obra en la que se procederá a retirar aquellos elementos ornamentales que fueron instalados durante su restauración y que recibieron un unánime suspenso por parte de diferentes foros defensores de la iglesia románica.

Los bolardos, en realidad mojones de piedra, los puntos de luz y las bajantes de agua son tres de esos complementos que Cultura retirará del entorno del monumento. El Ayuntamiento de Cangas de Onís concedió la licencia para la ejecución de estas obras y, tal y como anunció ayer el alcalde del concejo, el socialista Alfredo García, los trabajos podrían comenzar de forma inmediata. «La obra ya ha sido adjudicada y este trámite implica su inicio prácticamente instantáneo», defendió García, al tiempo que lamentó el estado de «profundo» deterioro de la iglesia de Abamia. «Es obvio que las reclamaciones de los colectivos defensores del patrimonio son ciertas», dijo, para añadir que «es el fruto de una obra mal ejecutada».

La reforma que está pendiente para Abamia sigue sin tener un horizonte y el templo aguarda su llegada a duras penas. Mientras, la polémica sigue envolviendo una tormentosa restauración en la que también sufrieron daños irreparables los centenarios tejos que integran el entorno histórico de este templo. Su imagen es más decadente que nunca y cuesta creer que haya sido rehabilitada tan sólo hace dos años.