Ribadesella, Bárbara MORÁN

Los trabajos para rehabilitar el albergue juvenil «Roberto Frasineli» de Ribadesella comenzaron, ayer, tal y como anunció hace unos días el director general de Juventud del Principado, Guillermo Martínez Suárez. Operarios de la empresa adjudicataria proceden a reparar los problemas de humedades y varios desperfectos que sufre la estructura de este histórico inmueble, construido en 1910 y enclavado en pleno paseo de la playa de Santa Marina.

Dejar como nueva esta residencia juvenil costará 40.000 euros que sufragará el Principado, ya que el edificio es de su propiedad. Los años han hecho mella en la edificación, con más de un siglo de vida y cuya actividad durante todo el año es imparable, sobre todo en la época estival. Colegios, turistas y grupos de toda España e incluso del extranjero se dejan caer por el «Roberto Frasineli» para disfrutar de actividades.

Las obras que se iniciaron en este emblemático inmueble riosellano sanearán la cubierta de la zona de la buhardilla, sustituirán los desvencijados canalones que ya no pueden cumplir su función por unos nuevos, eliminarán grietas de las escalinatas de entrada y culminarán con la reposición de varias pizarras que se han desprendido como consecuencia de la acumulación de agua.

Son pequeñas intervenciones pero muy necesarias para que este palacio integrado en el catálogo urbanístico histórico del concejo riosellano siga siéndolo por muchos años. «No estamos ante una gran obra, pero sí muy importante para evitar que el agua filtre en el interior del inmueble y para reforzar su belleza y antigüedad», defiende Juana María Valle, gerente del albergue «Roberto Frasineli» desde hace seis años.

Este edificio forma parte del conjunto de inmuebles históricos y de influencia indiana que presiden el emblemático paseo de la playa de Ribadesella. Su construcción empezó en 1910 y finalizó un año más tarde. Costó por aquel entonces algo más de 30.000 pesetas, unos 180 euros de los actuales. Una cuantía «irrisoria» actualmente en materia de construcción, más si se tiene en cuenta el monumental diseño arquitectónico de este edificio de doce habitaciones. Lo construyó como residencia de verano un leonés emigrante en Cuba llamado Luis Piñán, natural de Oseja de Sajambre. Después de años en la isla cubana, dedicándose al almacenamiento de víveres, Piñán decidió invertir su fortuna en una elegante residencia veraniega para disfrutar de ella con su familia.

La arquitectura del edificio está inspirada en el eclecticismo francés de finales del siglo XIX. Fue residencia de Piñán hasta 1945, año en el que este palacete fue vendido a la Falange Española y pasó a ser propiedad pública. Hace más de una década que recibe con éxito a jóvenes de todo el mundo.