Llanes, M. TORAÑO

«En cuanto ven que no llevas falda, en Escocia se interesan por saber de dónde vendrá ese chaval con pantalones que toca el tambor», explicó el llanisco Diego Purón, quien el pasado fin de semana partició en el Certamen Internacional de Tamboriteros Solistas de Glasgow por tercer año consecutivo.

En la última edición del certamen, que se celebra desde antes de la II Guerra Mundial, compitieron 90 tamboriteros en la categoría de adultos y 120 en la de juveniles. «Más que nunca», aseguró Purón, quien a pesar de no haber pasado la eliminatoria se mostró encantado de su participación. «Me quedé a media tabla de mi grupo, así que no me quejo. Siempre queda mucho que aprender», añadió.

Entre las novedades de este año, Purón destacó la presencia de muchos músicos canadienses que llegaron hasta la final y la participación de varios tamboriteros franceses. «Se va animando poco a poco y cada vez hay gente de más sitios del mundo», comentó el único español participante en esta competición internacional.

«Si hace cinco años me dicen que voy a estar allí no me lo creo», agregó el tamboritero, un apasionado de la música tradicional que ahora mismo está inmerso en el proyecto de reactivación de la banda de gaitas de Ribadesella. «Empezamos a ensayar el 6 de octubre y por ahora hay muy buen respuesta de la gente, parece que hay interés por participar», afirmó.

Para la competición cada tamboritero va acompañado de un gaitero y tienen que tocar obligatoriamente dos sets de música escocesa. «Por mucho que lleves puesta una montera picona hay que tocar la música de allí», comentó este músico, que compitió vestido de porruanu.

Purón aprovechó además su viaje para recibir clases del experto Jim Kylpatrick, ganador de este certamen en 16 ocasiones. «En Glasgow esos días se juntan los mejores, así que hay que sacarle lo máximo al viaje», aseguró. «De un año para otro piensas que has evolucionado, pero cuando llegas siempre hay algo nuevo que pueden enseñarte», añadió el músico llanisco.

De su primera visita al festival, Purón mantiene la sorpresa ante el arraigo que tiene la música tradicional en Escocia. «Los críos tocan fenomenal y es que en el colegio, desde bien pequeños, pueden escoger entre gaita o percusión en sus clases de música», explicó.

En esta competición internacional de tambor se dan cita desde niños de 10 años hasta adultos de 50 o 60 que comparten su pasión por la percusión y que llenan las calles de Glasgow de ritmo durante todo el fin de semana.