Colunga, M. TORAÑO

El Museo Jurásico de Asturias (MUJA) se convirtió por una noche en un espacio en el que los dinosaurios estuvieron acompañados por brujas, vampiros y más de medio centenar de niños de entre 8 y 12 años. Una mezcla así sólo podía ocurrir en la noche más terrorífica del año, la de Halloween. Por este motivo, el pasado 31 de octubre el MUJA abrió sus puertas por la noche y ofreció diferentes actividades para los más pequeños.

A partir de las 20.00 horas, los niños participantes realizaron una visita especial nocturna al museo, guiados por monitores disfrazados y maquillados para la ocasión. Cenaron todos juntos en la cafería del museo y posteriormente realizaron dos talleres didácticos. El primero, titulado «Cuentosaurio», consistió en la creación de un cuento sobre dinosaurios, y en el segundo elaboraron sus propios meteoritos voladores para lanzarlos y observar los efectos de su choque al llegar a la superficie de la tierra.

Además, los niños pudieron disfrutar de una proyección audiovisual en el auditorio antes de irse a acostar pasada la medianoche con sus sacos de dormir a la sala central del museo, a los pies de la enorme réplica del Camarasaurio, de más de 17 metros de altura, una reproducción a tamaño real de uno de los dinosaurios que vivieron en la costa asturiana.

La actividad nocturna especial concluyó el domingo por la mañana con la recogida de todos los participantes, pero el MUJA organizó otros talleres con motivo de la festividad. Desde el pasado viernes y hasta ayer, diversos grupos de niños de entre 4 y 11 años formaron parte del taller «Pterodáctilos terroríficos», que se celebró durante los cuatro días a las 12.00, 13.00, 16.30 y 17.30 horas. En él se explicaron los distintos tipos de reptiles que existieron en el Jurásico, se repasaron los animales que convivieron en aquella época y se facilitó el material necesario para que los niños creasen su propio pterodáctilo, el dinosaurio alado.