Oviedo, M. S. MARQUÉS

El proyecto internacional «Genoma neandertal» dio la posibilidad de traspasar fronteras a los fósiles de la cueva de Sidrón (Piloña). Las investigaciones llevadas a cabo para secuenciar ADN de los restos óseos de los neandertales asturianos han dado lugar a numerosas publicaciones científicas del más alto nivel, algunas han merecido el interés de revistas del prestigio de «Nature» y «Science».

Además de llevar el nombre de Sidrón a la literatura científica y a los libros de texto, las investigaciones están poniendo los cimientos para que otros científicos continúen explorando en el campo de la evolución humana. Así se ha demostrado en un estudio publicado ayer en «Nature» por investigadores de la Universidad de California, que profundizan en el nacimiento del habla a partir de cambios en un único gen.

Hace un par de años que los fósiles de Sidrón propiciaron un descubrimiento importante: los neandertales compartían con los humanos modernos, es decir, con nuestra propia especie, las mutaciones del gen FOXP2. Esto viene a indicar que los neandertales, como los humanos modernos, también poseían la habilidad para el habla, o, lo que es lo mismo, estaban capacitados para desarrollar su propio lenguaje. El gen FOXP2 (situado en el cromosoma 7) está involucrado en el desarrollo y diferenciación de ciertos linajes neuronales localizados en áreas cerebrales específicas que intervienen en la producción del lenguaje. En el momento de la publicación, desde el CSIC, se indicó que no se trataba del «gen del lenguaje», sino de un gen que interviene en la base neuronal de la capacidad del habla.

Para este estudio se analizaron muestras extraídas de dos huesos de neandertal de dos individuos adultos procedentes de la cueva de Sidrón. El hallazgo permitió demostrar, además, que las muestras de Piloña conservan suficiente material genético como para permitir la recuperación específica de genes de interés evolutivo.

Si los fósiles de Sidrón abrieron la puerta para saber si los neandertales poseían lenguaje, ahora los científicos americanos, conocedores de que gran parte del misterio del lenguaje se encuentra en este gen, han descubierto que dos pequeñas proteínas son la clave que permite al ser humano desarrollar la capacidad de hablar, lo que lo diferencia de sus parientes cercanos como el chimpancé. Los investigadores aseguran que la capacidad de comunicarse mediante el lenguaje, que es la principal diferencia que tiene el ser humano con los primates, depende de la mutación de un solo gen, el conocido FOXP2.

Comparando las células cerebrales de chimpancés y humanos observaron que en los humanos este gen presenta dos mutaciones que permiten la expresión de dos proteínas que no están en los primates. Este hallazgo es importante porque viene a demostrar que el mismo gen cumple funciones distintas en el ser humano y en el chimpancé. Los autores del estudio también destacaron la importancia de este hallazgo para estudiar el pasado evolutivo del ser humano, así como para encontrar tratamientos para personas que perdieron la capacidad de comunicarse.

El biólogo español Carles Lalueza, uno de los autores del estudio del FOXP2, publicado a partir de las muestras de Sidrón, señala que la investigación ha servido para demostrar que el habla no es una singularidad de los humanos modernos y que, en contra de lo que se pensaba, no nos define como especie. Para el experto en paleogenética, la investigación revela que, «aunque estamos muy relacionados genéticamente con los chimpancés, el resultado final es que somos muy diferentes porque hay pequeñas mutaciones, como las ahora demostradas, que dan lugar a cambios muy importantes porque afectan a muchos otros genes».

Los neandertales comparten con los humanos modernos la capacidad del habla

Los fósiles de Piloña abrieron la puerta a otras investigaciones genéticas

El gen FOXP2 cumple funciones distintas en el ser humano y en el chimpancé