Posada (Llanes),

Alba SÁNCHEZ R.

El listón está muy alto para el joven (tiene ocho meses) Club Vespa de Llanes, pues no todos los años se podrá nombrar socia de honor a una figura tan emblemática para todo el concejo: a doña María Teresa. La maestra, allá por el año 1954, ya recorría en Vespa todos los rincones de la comarca oriental para transmitir su sabiduría. El club llanisco ha querido rendirle un homenaje a María Teresa Llaca Álvarez, por ser la propietaria y la piloto de Vespa más antigua del municipio. Además, por ser todo un ejemplo para los amantes de la práctica del motociclismo en «scooter».

Así reza en la placa que le entregaron ayer en un emotivo homenaje en un restaurante de la villa marinera. Desde primeras horas de la mañana, María Teresa Llaca ya estaba lista para que la caravana de Vespas la recogiera en su casa de Posada de Llanes, apodada «Los cuatro vientos», aunque su verdadero nombre es «Villa Josefina», en honor a su madre. Todos la escoltara hasta Llanes. La mujer recordó sus primeros años sobre la moto.

Todo se debió a su marido, Antonio Calera Granados, cuando en 1954 le regaló su primera y única Vespa para poder desplazarse a dar clase a los colegios de las localidades llaniscas en dónde impartió con gran ilusión y enseñó a muchas generaciones, hasta que se jubiló en el año 1984.

Llanca no olvida las críticas, que recordó ayer con cierta ironía. «Si entonces había pocas motos, imagínense las pocas mujeres pilotos que había, y menos aún en pantalones». Su moto siempre atrajo mucha expectación. El lugar favorito de sus propios alumnos para hacerse las escasas fotos que había entonces era encima de la Vespa de la maestra, pues son muchos los que le enseñaron con el paso de los tiempos aquellas instantáneas tomadas a mediados del siglo XX.

La motera más famosa del Oriente se califica como atrevida. Y para muestra, el episodio que ayer relató de cuando una inspectora del Ministerio de Educación y Ciencia llegó al municipio y ella se ofreció a enseñarle todas las escuelas de los alrededores en su moto. Allá fueron las dos sin importarles las penosas carreteras de entonces por la zona. Llegaron incluso a subir hasta el Mazucu, apostilló.

Con 90 años encima, María Teresa Llaca agradeció ilusionada el ser socia de honor del Club Vespa de Llanes. Y no oculta que se siente orgullosa de que hoy en día se sigan sus pasos de maestra a dos ruedas y se utilice la vespa que tanta libertad le dio en su juventud.