Cangas de Onís,

J. M. CARBAJAL

Nieve, llueva o hiele, los repartidores de Posada de Valdeón y de Oseja de Sajambre, municipios leoneses inmersos en el parque nacional de los Picos de Europa, salvan todos los inconvenientes en la carretera para cumplir con sus clientes en diversos puntos de la comarca del suroriente de Asturias. En estos duros días invernales, los panaderos leoneses fueron un referente de buen hacer, pese a las inclemencias meteorológicas, para atender a la abundante clientela que tienen por los numerosos pueblos de montaña de la zona, a ambos lados de la frontera astur-leonesa. Las típicas hogazas de pan elaboradas en horno de leña natural, así como las barras y los bollos, todos ellos afamados, sin menospreciar al producto asturiano, no faltaron a la cita pese a la que estaba cayendo.

Benito Díaz Díaz-Caneja, de 42 años de edad y natural de Oseja de Sajambre, lleva once años ejerciendo su labor de repartidor de la panificadora La Estrella de Castilla, asentada en la capital sajambriega. Desde allí se desplaza cotidianamente a Cangas de Onís, aunque durante varios días a la semana su ruta se extiende bien a Infiesto bien a Ribadesella. «En total, suelo realizar un trayecto de alrededor de 200 kilómetros diarios, entre ida y vuelta, ya que también entro a varios pueblos, como Vis (Amieva) y Viego (Ponga), aunque estos días no pude, al estar intransitables los accesos, a causa de la nieve y del hielo», explico Benitu, como le conocen sus clientes.

La jornada laboral del repartidor suele arrancar a las siete menos cuarto de la mañana y la carretera, la N-625 (León-Santander por Cangas de Onís), se convierte en su principal enemigo. «Hay que circular con mucha precaución, despacio, ya que te puedes encontrar con planchas de hielo en la calzada. Las máquinas están echando sal a cada poco, pero, aún así, en muchos lugares de la ruta hay bastante hielo. Arriba, casi siempre tenemos nieve, pero hacía varios años que no nos pillaba tan abajo, como pasa aquí, en Cangas», explica Benito García, mientras cumple su ronda matutina por los diversos puntos de venta en la ciudad de Cangas de Onís a los que distribuye su pan.

Su esposa, Mercedes Alonso Alonso, trabaja igualmente como repartidora para la misma empresa sajambriega, aunque a ella le toca hacerlo, tres días por semana, entre Oseja y Posada de Valdeón. Tiene también 42 años y lleva once trabajando en la panificadora de Oseja de Sajambre.

A Mercedes Alonso le corresponde un trayecto mucho más dificultoso que a su marido, pues debe salvar en primera instancia el conocido Puerto del Pontón, en la N-625, y, posteriormente, el de Panderrueda, en términos de Valdeón. Dos pasos de montaña en los que la nieve -alrededor de sesenta centímetros se registraban en la capital de Sajambre-, sobremanera en ésta época, hace más imponente por aquellos lares la circulación de cualquier tipo de vehículo.

Una ruta a la inversa, entre Posada de Valdeón y Cangas de Onís, realizada asimismo tres jornadas de cada semana, es la que lleva a cabo otro repartidor leonés, Talín, en este caso trayendo a la comarca suroriental asturiana pan de Valdeón. El pasado día 9, Talín circuló sobre alrededor de sesenta centímetros de nieve acumulada en la calzada, en el trayecto de su ruta de alta montaña, aunque, pasado el alto del Pontón, la cosa ya fue mejorando, pese a las inquietantes capas de hielo que cubrían la calzada. Y es que el furgón que conduce el repartidor valdeonés llamó poderosamente la atención entre los viandantes cangueses por la espectacular capa de nieve que portaba en la techumbre del vehículo.