Acabaremos pensando que hay meigas en el valle de San Jorge llanisco. Sólo así habría una explicación coherente sobre los continuos fallos de la señal televisiva. Cuando sopla una leve brisa, cuando orbaya y hasta cuando estornuda un grillo se va la señal a hacer puñetas. Sí, sí, la señal digital; esa que iba a acabar con todos los problemas, la de los nuevos tiempos, la tecnología punta y el blablablá. Pues la señal digital, lo mismo que antes la analógica, aparece y desaparece en el valle de San Jorge como por ensalmo. Llega uno a la conclusión de que el repetidor del valle es de juguete, una broma. Esta zona del concejo de Llanes fue de las últimas en recibir la señal del UHF, la señal de las televisiones privadas y la señal de la TDT. Siempre a la cola, como si sus habitantes fueran ciudadanos de tercera. Llama la atención que los vecinos tengan tanta paciencia. En cualquier otro lugar ya hubieran armado una buena. Una de dos: o meigas o malos administradores. Haberlos, haylos; más de éstos que de aquéllas, claro.