Llanes, María TORAÑO

El reportero francés de la agencia de noticias estadounidense Associated Press Jean-Jacques Lèvy, fallecido a principios de abril, ha dejado un legado de alrededor de 7.000 libros, fotografías y todo tipo de documentos al pueblo llanisco de Celoriu, en el que veraneó durante más de cincuenta años. La Asociación de Vecinos de Celoriu «La Hoguera» recibirá la valiosa herencia «para que se haga uso público de ella» y para que «quede a disposición de todo el pueblo», explicó ayer su presidente, Alberto Álvarez.

Pero el legado del reconocido fotoperiodista se encuentra en París y hay que «moverlo» cuanto antes, ya que estaba en un piso de alquiler que debe quedar vacío próximamente. «Para ir a buscarlo no tenemos financiación y calculamos que alquilar un furgón y el viaje pueden salir por entre 1.500 y 2.000 euros», aseguró Álvarez, quien agregó que tiene claro que con un único viaje no podrán trasladar todos los documentos, pero al menos «salvaremos lo más importante».

La asociación ya cuenta con un local en el que almacenar todo lo que sean capaces de traer, a la espera de ponerlo al alcance de todo el público en un lugar adecuado para su exposición, «que es lo más importante», comentó el presidente.

Lèvy nació en 1921, en la región francesa de Alsacia en una familia judía que sufrió la persecución durante la II Guerra Mundial, con un desenlace fatal para sus padres y una hermana en el campo de concentración de Auschwitz. El joven logró escapar y terminó como traductor del ejército estadounidense, junto al que se trasladó a Nueva York, donde fichó por Associated Press, agencia con la que fue testigo de algunos de los acontecimientos históricos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Retrató a Picasso, Dalí, Chaplin, Orson Welles, Gary Cooper, John Wayne, «El Gordo» y «El Flaco», Hemingway, Eisenhower, Churchill o De Gaulle. En 1956 conoció Llanes y lo convirtió en su lugar de veraneo. Con el tiempo la familia levantó una casa en Celoriu y una de sus hijas estableció en esa localidad su residencia definitiva.

Como reportero, recorrió África y vivió en primera fila el proceso de descolonización de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, así como las guerras de Indochina y Oriente Medio, el Mayo francés del 68 o los viajes de estado de los mandatarios franceses. Alguien lo definió como «el que piensa con el ojo», y los que lo conocieron aseguran que nunca buscó el protagonismo y que era un conversador incansable, muy culto, gran coleccionista y aficionado a la antropología, una materia que seguro estará presente en la colección de libros que aguardan en París para traerlos a la segunda patria de un hombre que, a pesar de haber recorrido innumerables lugares del mundo, se enamoró del paisaje y el paisanaje de la costa oriental llanisca.